Jesús Fuero

TERCERA SALIDA

Jesús Fuero


Ginefobia

03/10/2022

Yo he tenido la oportunidad de haber conocido y ser amigo de mujeres fantásticas, extraordinarias, pluscuamperfectas. Mujeres de una belleza interior increíble y difícil de describir, y no soy el único. Mujeres que fueron flores maravillosas, también, en su primavera. Pero a la inversa, con otras mujeres o como se diga, estoy experimentando sensaciones sorprendentes, acoquinamiento transitorio cuando me rodean, una animadversión que me lleva a ver retablos en dos dimensiones, básicamente sin fondo, lelitasoy, irreniasoy, yolindasoy, salidas o expulsadas de un pantocrátor por su inadmisible transitoriedad y expresión de cara cual Ecce Homo de Borja restaurado. Digo más, si el atributo es que son mujeres de cotas, que me perdonen por mi inutilidad, que yo no estoy para subir a la Himalaya, y mucho menos para ejercer de trepa prejubilado que aúpe a la Himalaye expulsada del pantocrátor por su transitoriedad. No mentaré lo que me sugiere un majano ministril, que no Tarpella, para que me arroje al vacío de su palabra, que es de cota con apellido de ministra. Y mentando a ministrillas, a esas que faltan el respeto a las mujeres por su insolvencia y se dejan seducir por el seductor sedicente que se quiere suceder cuando aceptaron una proposición indecente y renunciaron a ser mujeres cabales, de esas que duermen bien cuando las criaturas que de ellas dependen se sienten arropadas y seguras, aunque quizás estén obnubiladas y ya no padezcan. Ellas, féminas todas, no son feminacis todas, no saben que su origen está en el Mar Muerto, por lo bajo de su estirpe clasista ¿o tribu? Son sal o salmuera mortal.
Un mal me aqueja, y no puedo negar que necesito de médica o doctora titulada en casos difíciles, pues padezco últimamente una ginefobia increíble hacia determinadas sujetas que me da la impresión y la estampa, que en la fotocopia mental que tengo de ellas lo único hermoso que sale y veo es su trapito del día. Intuyo por lo aparente de la impresión digital que me he agenciado que no son barbies frías, todo lo más calientes impresiones, y mortales peripuestas señorías que aspiran a señoritingas ad eternum, por supuesto catetas, que, aunque alguna tenga estudios y apichusques en la boca montaraz o monteraz no pasan de catetas. Los modos son los modos, y los modales no son los de la moda, y aunque sean modelos no me importa su físico, ya que son modelos modelables de inadmisible transitoriedad. 
Yo siempre he estado enamorado de mujeres fantásticas, bellezones cual diamantes, que me glorío en conocer y haber conocido. Ellas tienen en común su inteligencia, la alegría de que se visten cada día y que es su mejor adorno. La actitud siempre positiva y generosa que exhiben en todo momento y circunstancia. Virtud. Ellas son virtuosas por saber hacer del mundo un mundo mejor, por hacer de la renuncia dignidad; por ofrecer el sufrimiento, el suyo, para dar gracias por la vida y dar vida; por lo que la oportunidad de amar ha significado para ellas, en el convento, junto a sus maridos, en ese hogar en que ha sido hermana, abuela, hija, o tía. Madre. 
   Hoy hay mucha oferta de vaginas de táper, que ofrecen lo que no tienen, ni un buen compañero ¡o compañera! Alguien que les quiera, que les haga desear e ilusionarse por tener al lado algo capaz de sorprenderles o ¡satisfacerles! Sabido es que lo pasajero, para la mayoría, son esos masajes vaginales, anuales o choriceros que a la postre llenan unos instantes, no una vida de compromiso y aceptación de nosotros mismos, el amor verdadero, ese que cuando desvencijados estemos, si lo hemos dejado escapar no lo podremos usar.
 

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