Jesús Fuentes

ÁNGULOS INVERTIDOS

Jesús Fuentes


«Como si fuera del PP»

04/02/2020

Cada día es más difícil escribir de política con sosiego y distancia. Todo empuja a las trincheras. Ningún razonamiento, solo disparos. Disparos y más disparos con los ojos cerrados y muchos de fogueo. No otra cosa ha sido el montaje  de Guaidó, cuando está comprobado el ridículo diplomático de Europa, aislando al  Sr. Maduro y a los militares que lo sujetan. Ni Trump ha recibido a Guaidó. La derecha española, eso sí, ha mantenido el ridículo con espectacular patrioterismo hispanoamericano. Vale todo para desgastar a Sánchez. Claro, que esto ha sido el preámbulo festivo de la primera gran ofensiva de la derecha para tapar las medidas sociales del Consejo de Ministros/as. 
Se han revalorizado las pensiones, según el IPC. ¡Baaah,  demagogia! Se ha subido el sueldo a los funcionarios. ¡Baaah, una excusa para subir el sueldo de las ministras/os! Se ha fijado el salario mínimo en 950 euros. ¡La medida va a destrozar la economía española, aunque el FMI diga lo contrario! La ofensiva, para reducir el impacto de  esas medidas se ha centrado en la anunciada reforma del Código Penal. 
No se conocen textos escritos, pero ágilmente la derecha ha organizado la resistencia contra las «intenciones» que se atribuyen al presidente del gobierno. Quiere cambiar el Código, han dicho, no por los revolcones que la Justicia ha recibido de los tribunales europeos, sino para favorecer a sus socios  independentistas.  Oiga, que no existe texto.  Así es más fácil organizar la bronca. Oiga, que una reforma de este calado tiene que pasar por el Parlamento. Entonces, ya veremos. Qué se sepa: ahí está la Oposición, vigilante para evitar los malos pensamientos del traidor Sánchez. ¿Sin textos que contrastar puede hablarse con rigor de desigualdades y diferencias de criterios? ¿Posicionarse contra las «intenciones imaginarias» que la derecha atribuye a la reforma del Código Penal se puede considerar una seria discrepancia?
En la  cúspide de la ofensiva se ha colocado, como un titán territorial, el presidente de Castilla-La Mancha. «Con los derechos de los españoles no se mercadea; con el Código Penal no se puede mercadear. No es cuestión negociable», ha proclamado en el inicio de la gran ofensiva de la derecha contra el gobierno de Sánchez. Alguien que viniera de otro lugar, pensaría que el  citado  actúa «como si fuera del PP». Oiga, que no existe texto. Para defender a los ciudadanos de Castilla-la Mancha, no se necesita nada. Pero oiga, que no existe ningún documento  que permita atisbar las desigualdades imaginadas. No importa. «Si Torra dice lo que le viene en gana, no va a imponer el PSOE la ley del silencio». Pero, entonces, a los castellanomanchegos, ¿de quién y de qué hay que defenderles? ¿Son los socialistas del Sr. Sánchez  enemigos de Castilla-La Mancha? 
Tradicionalmente los socialistas orgánicos de Castilla-La Mancha han pasado por dos fases  en su relación con el poder de su propio partido. En la primera fase había que situarse con el poder, lo tuviera quién lo tuviera. En la segunda,  contra el poder,  lo tuviera quien lo tuviera.  Es un guión que se repite. Bueno, ahora toca estar contra el Gobierno, porque, según dicen, da votos a los socialistas de Castilla-la Mancha. Ya, suponiendo que eso fuera cierto, los votos de los socialistas de Castilla-La Mancha se obtendrían restando credibilidad a los socialistas de la Nación. ¿Son el mismo partido o son distintos? ¡Huuuum! ¿No podría considerarse esta actitud una deslealtad incomprensible? ¡Huy, huy, camarada, qué antiguo! (Se escucha de fondo a la Sra. Ayuso, diciendo algo de quemar iglesias y cosas similares. Y esta es una baronesa del PP, aunque alguien  pensaría que es de VOX).