Hace unos años, la Diputación Provincial restauró un espacio abandonado y en pésimo estado que a lo largo de la historia había cumplido la misión con la que fuese creado en tiempos medievales. Se llama Casa del Curato, pero debía de complementar ese nombre con la parroquia a la que abastecía en su obligación de atender, y esa era San Pedro, una de las primeras iglesias y collación de la Cuenca de repoblación del siglo XII. Así la ubicaríamos bien.
Este entorno privilegiado y a veces no tan conocido, como es la Plaza del Trabuco, merecería más la pena en sus visitas y atenciones del turismo conquense ya que en ella la historia de Cuenca dejó un sello imborrable en acontecimientos y usos. Aquí estaba situado un segundo recinto amurallado de la ciudad islámica tenía puerta de acceso, bajo el nombre del Mercado. Un foso y un fuerte perímetro mural de piedra y argamasa defendía la ciudad, una vez superada la primera muralla y su Puerta de la Zuda o del Castillo. Después, estos huertos y solares, propiedad de familias humildes cristianas, como Julián y Diego Córdido y Pedro Cardete y, en algún caso, de personajes ilustres como fueron el canónigo Covarrubias o Fernando Ruiz de Alarcón, permitieron que se levantará uno de los edificios más solemnes y monumentales que ha dado la ciudad patrimonial, el convento de las Carmelitas Descalzas, allá en el año 1608. Remodelado en dos ocasiones posteriores dentro del mismo siglo XVII y aplicándosele los elementos barrocos crece en dimensión e importancia en esa plata poligonal que debe de adaptarse al ajustado espacio que le permite la hoz del Huécar, adonde cuelgan sus muros y ventanales.
Cuando llegaron desde Huete y encabezadas por la madre Isabel de San José, este edificio supo cual sería su función. El siglo XX les modificó su hábitat, pues al quedarse pocas y ser un edificio tan vetusto, frío y grande, cambiaron su domicilio, dejando que la Diputación Provincial lo adquiriera para establecer la Fundación de Arte Moderno, Antonio Pérez, actual propietaria. Y en ese entorno actual, la anexa Casa de la Demandadera, también remodelada y moderna, ofrece otro espacio cultural que antes tuviera a la UIMP como inquilina y que ahora, sigue conformando el mismo espacio edificado.
Y es que aquí, en este rincón, donde también estuviese provisionalmente el Colegio de Santa Catalina hasta marchar a la plaza de la Merced, o el Mesón de Córdido y la Casa Hospicio de niños expósitos en el edificio que ofrece la estrecha calle que une Ronda con San Pedro, ofrece ahora esta Casa del Curato, situada entre la iglesia y el convento, dándole un entorno monumental extraordinario, donde la Cultura y el Arte ofrecen icono moderno.
Enhorabuena, por tanto, a la Diputación Provincial presidida por Álvaro Martínez Chana, al tomar esta decisión de ceder su espacio a APTACO (Asociación de Artesanos) y convertirse en el Centro conquense de Oficios Artesanos, relanzando al sector y ofreciendo un nuevo espacio de turismo como hito para la artesanía. ¡Enhorabuena¡