Pilar Gómez

MIS RAZONES

Pilar Gómez


Las mentiras de Sánchez

14/11/2022

Recordar las mentiras de Sánchez a estas alturas resulta de una pavorosa ingenuidad. No obstante, con su anuncio de que reducirá las penas del delito de sedición para ajustar nuestro marco jurídico a lo que funciona en Europa resulta una enorme falsedad. Por varias razones. La primera, porque Sánchez falta a la verdad de cuanto dijo en la campaña electoral para llegar al poder. Afirmó entonces que la conspiración de los impulsores del procés y los hechos subsiguientes constituían un delito de rebelión, que él se proponía reforzar las penas por esta causa y que traería al prófugo Puigdemont a España para que cumpliera la pena correspondiente. 
Mintió entonces y miente ahora cuando justifica su iniciativa para demoler el delito de sedición en aras de una falsa equiparación con Europa. Delitos semejantes son castigados en los países de la UE con penas que van de los 10 a los 25 años, y así lo recordaba el Supremo en su auto en contra de los indultos a los golpistas. Más que falso suena a burla el que el presidente afirme tan campante que su paso para reformar el Código Penal responde a razones de bien público, cuando se trata tan sólo de cumplir las exigencias de ERC, su apoyo en el Parlamento y verdadero socio de su Ejecutivo.
Sánchez, en uno de los pasos más cuestionables de la Legislatura, que algunos definen como 'traición'  abre las puertas y anima a todas las formaciones políticas que defienden e impulsan los ataques al orden constitucional y a nuestro Estado de derecho en la línea que lo llevaron a cabo Puigdemont y sus compañeros de golpe. Su castigo será mínimo, anecdótico, casi una condecoración para sus méritos ante la grey independentista de sus respectivas demarcaciones.
El presidente del Gobierno ha dado un paso en la dirección contraria a la que se espera que ha de velar, proteger y trabajar por el bienestar de la Nación. Es normal que sus barones regionales se muestran preocupados a la vista de lo que estas novedades puedan suponer en la marcha de la gran cita electoral de mayo. Pocos españoles con un gramo de sensatez, dignidad y patriotismo serán capaces de respaldar unas siglas que ponen  los intereses personales de un dirigente político por encima del de los españoles.