En su turno de conclusiones en el juicio, un abogado dice con referencia al letrado contrario: «felicito a mi amigo y compañero que me ha precedido en el uso de la palabra, pues es imposible mejorar su brillantísima exposición con tan poca base jurídica y fáctica».  
Esto de compañeros y, sin embargo, amigos, hace referencia expresa a la tarea complicada con la que en ocasiones se encuentran los abogados para poder conjugar la obligación de asesorar y defender adecuadamente los legítimos intereses del cliente, siempre en un marco necesario de confianza, integridad, honradez y diligencia, con la otra obligación correlativa de mantener también la lealtad, el respeto mutuo y una relación de compañerismo con el abogado contrario, lo que no siempre es sencillo cuando entra en juego la posible derrota con imposición de costas, o la posible victoria con su recuperación.
Y viene esto a cuento como una simple excusa para contar que mañana se celebran elecciones a la Junta de Gobierno del Ilustre Colegio de la Abogacía de Albacete, vetusta institución albaceteña, donde todos los letrados de Albacete y su Provincia están convocados para elegir los cargos de Decano, Diputados 1º, 3º y 5º, Bibliotecario-Contador y Secretario. Albino Escribano Molina encabeza una de las candidaturas para Decano, en la cual tengo el gusto y el honor de participar como candidato, junto con los compañeros Llanos López Vázquez, Irene Palop Fernández, Llanos Martínez-Moratalla Serna y Fernando Ruiz-Risueño Álvarez.
Lo que en principio pudiera entenderse como un asunto y materia exclusiva propia de abogados, debiera considerarse por el conjunto de los ciudadanos, sin embargo, como cuestión de interés y trascendencia colectiva, justificada por la amplísima implicación social de la abogacía en el desarrollo de la Justicia. Como reza el propio Código Deontológico de la Abogacía, «en una sociedad constituida y activada con base en el Derecho, que proclama como valores fundamentales la igualdad y la Justicia, el abogado experto en leyes y conocedor de la técnica jurídica y de las estrategias procesales, se erige en elemento imprescindible para la realización de la Justicia, garantizando la información o asesoramiento, la contradicción, la igualdad de las partes tanto en el proceso como fuera de él, encarnando el derecho de defensa, que es requisito imprescindible de la tutela judicial efectiva». 
El Colegio es, sin duda, el entorno idóneo para poder compaginar los intereses contradictorios de los clientes, con el compañerismo y la amistad entre abogados. En ello estamos, sin duda, y también en el firme propósito de seguir en la labor de defender con ilusión y con tesón los intereses corporativos de nuestros colegiados, garantizar la independencia y la vigencia de los valores básicos de la profesión y prestar a nuestros colegiados los servicios que necesitan para el mejor desempeño de su trabajo. Sobre todo, en la esencial actividad de servicio público plasmada en el Turno de Oficio, la Asistencia Letrada al Detenido y los Servicios de Orientación Jurídica Gratuita. Y todo esto es posible, precisamente, gracias a que somos compañeros y amigos.