Ángel Villarino

RATAS DE DOS PATAS

Ángel Villarino


Epidemia antialarmista

29/02/2020

No hay peor alarmismo que el antialarmismo: gente alarmada al observar cómo otros se alarman. Son los más histéricos de todos. Se ponen enfermos viendo cómo se preocupa el resto, juzgan al que se compra una mascarilla como si hubiese matado con sus propias manos a sus doce hijos, echan espuma por la boca delante de un reportero televisivo que, en lugar de conectar con lugares en los que no ocurre nada («yo salgo a la calle y está todo tranquilo»), se ponen a retransmitir lo extraordinario (sinónimo de noticia).
Los antialarmistas chillan angustiados porque los medios de comunicación informan sobre, por ejemplo, el número de personas que se han contagiado de un nuevo virus, difunden informaciones falsas o mal contextualizadas, como ese mantra ridículo de que el Covid-19 mata menos que una gripe. Agarrándose a que técnicamente es un hecho cierto, igual que es cierto que las mordeduras de perro matan más que las de tiburón aunque nadie tenga dudas sobre cuál de los dos animales es más peligroso.
Los antialarmistas preferirían que no informásemos sobre nada y que no se tomasen medidas de ningún tipo, como hizo la Unión Soviética en Chernobyl. Como hizo la República Popular China con el terremoto de Sichúan, o con los eventos de la Plaza de Tiananmen. Ejemplos de gestión responsable para mantener a la población serena.  Sucede, además, que este tipo de control de la información les permite alarmarse después, cuando descubren que les están ocultando datos. Gloria bendita para estas almas especiales que consideran  prioritario tener algo de lo que quejarse y alguien a quién acusar de hacer mal su trabajo.