Francisco García Marquina

EN VERSO LIBRE

Francisco García Marquina


Franco de paseo

06/10/2019

Pues señor, tenía yo a Franco echado en el olvido, y estaba dedicado a mis asuntos del presente, cuando Sánchez lo ha sacado a pasear y anda suelto, con lo que el Gobierno lleva meses en un sinvivir. Francisco Franco dictador del siglo XX, me producía a estas alturas la misma preocupación que Fernando VII absolutista del XIX, y que conste que mi familia tiene cuentas pendientes con ambos.
Eso de profanar tumbas por razones políticas es un trago, pero creo de justicia que el difunto salga de un monumento que no le corresponde. Otra cosa es emitir juicios morales sobre su vida y obra, que no pienso tratar aquí porque no hacen al caso y pertenecen a la historia. La anomalía de hoy es que la historia (que es una ciencia) se ha reemplazado por la memoria (que es un sentimiento) y ha devenido acientífica pues, mediando una guerra civil, sólo se acepta como válido el relato de los perdedores ¡La propuesta socialista de ley de 14/12/2017 contempla penas de hasta dos años de cárcel para quienes disientan! Si empezamos a desempolvar experiencias personales yo tendría que reclamar por mi condena cuando mi madre, embarazada de 6 meses, fue detenida en Madrid por las Milicias de Retaguardia por ‘ser derechista, desafecta al régimen y captar emisoras facciosas’, delitos que no eran siquiera de expresión porque la pobre se fue a la cárcel conmigo dentro sin haber abierto la boca. Gracias a mí se libró del ‘paseo’ al amanecer, pero ahora cargo yo con el inconveniente de tener antecedentes penales como feto.
 Franco estaba enterrado en un mal sitio, reservado a las víctimas, pero era un lugar lejano que no provocaba manifestaciones y, con esta componenda, íbamos viviendo. Porque la exhumación, aunque justa, trae sus problemas, empezando por el oportunismo que la delate como puesta al servicio de otras intenciones de partido y los problemas legales y morales que acarrea el destino del cadáver. En consecuencia ¿qué mano se atreverá a levantar al muerto? Las derechas perdieron esa oportunidad, y ahora va a hacerlo el socialismo, que fue tradicionalmente acomodaticio con las dictaduras. Quienes no lo combatieron vivo van ahora a removerle muerto, para ganar retrospectivamente la guerra y hacerse publicidad. Ésta es la invención de Sánchez tan altisonante como vacua: «Hemos cerrado simbólicamente el círculo democrático». Lo patético del Gran Fingidor en funciones es querer estrenar la democracia en España después de 40 años de que exista.
Si incómodo es remover los huesos, inmoral es que el Estado los confisque al modo soviético. La familia es la que debe decidir su cremación o su entierro, sea en el Pardo o en el panteón familiar de la Almudena. Aparte del derecho de asilo en sagrado, si este enterramiento tiene categoría de mausoleo público sería aceptable por exigencia del cargo, pues el dictador fue Jefe de Estado, así como el absolutista Fernando VII como rey yace en la Basílica del Monasterio del Escorial.
Por razones de Estado, los huesos ¡exprópiense! no sea que en la Almudena se suscite un culto al difunto. Pero a estas alturas, serían pocos quienes se pusieran en cola, y los que acudan con compostura tienen derecho a la libertad de expresión de sus sentimientos. En un país en que cualquier rapero larga proclamas de odio y muerte con impunidad, a estos devotos de otra época y otro orden ¿quién es el guapo que se atreve a taparles la boca y confiscarles las flores? Un guapo en funciones.