Diego Izco

TIEMPO MUERTO

Diego Izco

Periodista especializado en información deportiva


Ganando solo

17/07/2020

Una celebración en condiciones exige desparrame, cachondeo, decibelios, fervor en la multitud, vuelta de honor, banderazos, selfies (bueno, selfies no, demasiado moderno), Queen sonando a todo trapo a pesar de Calamaro. Fiesta es la palabra.

Se pueden ganar trofeos en los despachos de mil formas distintas. La Ligue 1 19/20 es para el PSG, el equipo que más puntos tenía cuando Francia decidió cancelar todas las competiciones (algo que mereció entonces un aplauso unánime y, conforme ha pasado el tiempo, los influencers del planeta fútbol han decidido convertir en un error de bulto de los galos). Es un triunfo vacío, sin alegría ni explosión, pero también puedes ser campeón de Europa de los 200 metros y enterarte en la zona mixta, como Bruno Hortelano en Amsterdam 2016 (donde una periodista le contó la noticia: habían descalificado al ganador, el holandés Martina, por pisar una línea durante la carrera)… y salir dando botes. Ganar en los despachos, al contrario que bailar de lejos, sí es ganar. Y, siguiendo con Sergio Dalma, ganar con las gradas vacías es como estar ganando solo. Cuando festejas la Liga hay jolgorio in situ, donde se eliminan las barreras entre el césped y la grada. De repente, el futbolista se da cuenta de la inmensa alegría que ha llevado a ese señor que abraza a su hijo, a esa familia que llora de emoción, y deja de ser un ser semidivino para mezclarse (emocionalmente) con la parroquia. Y al esa noche acude a una plaza repleta, y a la mañana siguiente se monta en un autobús para atravesar un pasillo humano, y sale a un balcón con un micrófono para arengar a las masas que sonríen a pesar del calor o de la lluvia o de lo que el señor del tiempo haya programado para esa inmensa comunión. Si nada de eso sucede, algo ha fallado. Es fútbol: la alegría se exterioriza.