Pilar Cernuda

CRÓNICA PERSONAL

Pilar Cernuda

Periodista y escritora. Analista política


El número dos

08/10/2019

El número dos de la lista madrileña es un símbolo. Siempre, en todos los partidos. Históricamente lo ocupa el brazo derecha del candidato a la presidencia del gobierno, el vicepresidente in pectore en el caso de que el uno gane las elecciones. Javier Solana siempre fue “el dos” de Felipe González excepto cuando el juez Garzón exigió serlo como condición para ser fichado por el PSOE; Solana cedió sin problema, consideraban él y Felipe que Garzón aportaba mucho al socialismo y además Solana carecía de egolatría, una de las señas de identidad el ex juez.

Cuando Pablo Casado eligió a Adolfo Suárez Yllana como número dos del PP por Madrid la lectura generalizada fue que al nuevo presidente del PP le sobraba amiguismo y le faltaba altura política. Hoy, con un Pablo Casado que ha aprendido este año más que lo que aprendió en toda su vida política, el número dos de Madrid es para Ana Pastor. A golpes, Casado se ha dado cuenta de que las listas importan tanto o más que el proyecto político, y de hecho ya fue alertado antes de abril de que se estaba equivocando con las listas que presentaba. Por las presencias de medio pelo y por la ausencia de personas que tenían mucho que aportar y que fueron desdeñadas solo y exclusivamente por haber apostado por Soraya o porque hacía falta espacio para meter a afines al nuevo equipo del PP, amigos sobre todo de Casado y García Egea. Así pasó lo que pasó, que el PP tuvo el peor resultado de su historia: se dejó más de la mitad de sus escaños en el camino.

Todo el mundo, del PP y de fuera del PP, sabe qué significa que Pastor sea número dos de Madrid: que, al fin, Pablo Casado apuesta por la experiencia, por la eficacia, y por incorporar a su círculo a una de las personas más queridas en el partido. Como lo es Elvira Rodríguez. Rajoy siempre quiso a Pastor a su lado. En Interior –sí, la gente olvida que Pastor fue subsecretaria de Interior-, en Sanidad, en Fomento y en la presidencia del Congreso, donde se ganó el afecto y el respeto de diputados que estaban en las antípodas de lo que defendía Pastor.

Pablo Casado va a intentar que se multipliquen los escaños del PP en el Congreso y Senado. Recupera nombres de peso, corrige errores cometidos y prescinde de figuras mediáticas que sin embargo no valían para asumir responsabilidades políticas. Se ha mostrado generoso con muchos que le fueron leales aunque los puestos deseados fueron para otros, para los que tenían amigos en las alturas. Ha dado una vuelta importante a las listas, que es lo mismo que reconocer que se había equivocado con las que presentó en las elecciones de abril.

Cela solía decir que el que resista gana, pero habría que añadir que, el que rectifica, gana también.