Miguel Romero

CATHEDRA LIBRE

Miguel Romero


Vespa velutina

04/11/2019

Nos decía '20 Minutos' que un rayo, una picadura de avispa, un exceso de esfuerzo, calor o frío, pueden ser las mueres más raras en estos últimos años, según el Instituto Nacional de Estadística, pero a mí me impacta más el hecho de las avispas. Y me viene al hilo por eso de Halloween -ahora que nos viene esa costumbre americana a colación- entendiendo que este tema podría ser el guión para una película de miedo si esas avispas enloquecidas toman el asalto de un parque de atracciones, como así ha ocurrido en EEUU, provocando con ello, caídas, accidentes y muertes. Esa pobre gente que se encuentra atrapada en las montañas rusas tuvo que sufrir las picaduras de una plaga de avispas asesinas provocando el caos y el terror.
Podría ser una bonita lección de biología si empezamos por diferenciar entre abeja y avispa, algo que provoca confusión en el ciudadano de a pie. Sin duda, más que diferencia física que también la hay, está la importante diferencia en la picadura, ya que cuando lo hacen las abejas -necesarias en la elaboración de la miel- dejan el aguijón y mueren -eso bien lo saben los apicultores-, mientras que si lo hacen las avispas, al igual que el abejorro, no mueren al picar y por tanto continúan con su misión.
Pero es muy simple y por decirlo de manera sencilla, las avispas en invierno mueren o hibernan. Al final de la temporada de verano, las avispas obreras regresan al nido y mueren. Solo la reina sobrevive. Muchas reinas en hibernación mueren durante el invierno debido a depredadores como las arañas.
El problema se nos ha agravado con el cambio climático y todas las consecuencias generadas en el medio ambiente. Sin duda, todos estos animales han sufrido diferentes cambios en sus necesidades vitales, provocando emigraciones nunca vistas, situaciones de desubicación en sus hábitat de vida, sensaciones desconocidas, escasez de alimentos, etc., y ello nos ha llevado a situaciones dramáticas y cambios bruscos.
El fallecimiento hace unas semanas de un joven de 32 años en Asturias tras sufrir la picadura de la conocida como avispa asiática se une a la muerte en Lugo el pasado mes de julio de un hombre de 44 años por el mismo motivo. Esta especie invasora que recibe el nombre técnico de ‘vespa velutina’ ha registrado un notable incremento a lo largo de los últimos años en distintos municipios asturianos. La presencia en España de esta avispa «responde a cuestiones antrópicas, ya que no hubieran llegado nunca a España si no hubieran sido traídas por los propios seres humanos», tal y como explicaba Eduardo Galante, presidente de la Asociación Española de Entomalogía, según comunicaba ABC.
Las avispas satisfacen su necesidad nutricional de proteínas al depredar a otros insectos. Se alimentan de una variedad de plagas de jardín. La dieta de una avispa, por ejemplo, incluye gusanos, moscas domésticas y orugas dañinas.
Las avispas también requieren azúcar y se alimentan de néctar de plantas y frutas para satisfacer esta necesidad. Las avispas amarillas (Vespa Vulgaris) a menudo buscan comida azucarada en los sitios de picnic y cerca de los depósitos de basura.
Pues tomemos medidas ante esta situación y otras que llegan, nosotros por precauciones propias atendiendo a las indicaciones de los expertos en cuanto a las picaduras y sus consejos, pero sobre todo, los responsables de Medio Ambiente y Naturaleza de España y de los demás países, y esos políticos de la ONU, cuya parcela de Salud y Naturaleza debe de ser debidamente tratada, estudiada y acometida, sin que la presión económica de las multinacionales, los efectos del poder capitalista y las medidas detractoras hacia el cuidado de una Tierra que se deteriora por momentos, agravando este Planeta que tanto queremos, puedan ser la causa negativa.