Javier D. Bazaga

NOTAS AL PIE

Javier D. Bazaga


Economía de Guerra

20/03/2020

El Banco Central Europeo (BCE) ha decidido tomar cartas en el asunto e inyectar 750.000 millones de euros para la compra de deuda de los países en crisis por el coronavirus. Sin duda una cantidad que da idea de la magnitud del problema que tenemos, y del que se avecina. En España el Gobierno aspira a movilizar hasta 200.000 millones entre administraciones públicas y entidades privadas. La presidenta de Alemania Angela Merkel solicitaba la colaboración ciudadana para hacer frente al «mayor desafío desde la Segunda Guerra Mundial». Ahí es nada.
Pedro Sánchez ya nos advirtió en el extraño pleno del Congreso de este miércoles que lo peor aún estaba por llegar. Pero allí, y a pesar de VOX, se convalidó el Real Decreto del Estado de Alarma para una crisis sanitaria que aún no ha mostrado su verdadera cara, o no con toda su virulencia a la vista del crecimiento diario de los datos de contagio y de muertes. El paquete de medidas económicas presentado en estos días supone un auténtico dique de contención contra el virus. Pero deberíamos tener en cuenta que el virus pasará. O quedará sin efecto en verano. O se morirá. Pero la crisis económica que va a dejar a su paso nos va a acompañar durante varios meses.
La necesidad hoy es la de quedarse en casa, los que puedan, para evitar más contagios, pero el destrozo que va a provocar en nuestra economía estas medidas de contención dudo mucho que haya quien se atreva a ponerle números. Entre despidos, expedientes de regulación temporales de empleo, paralización de la producción de numerosos bienes y servicios, un sector terciario congelado… Cuando pase la crisis sanitaria nos vamos a encontrar con una economía que lejos de estar en pausa estará arrasada. Se ha desconectado de la red. Y mucho me temo que va a costar mucho más que esos millones de liquidez volver a ponerla en marcha. Va a haber que reiniciarla y el ritmo no será el mismo que el que teníamos.
«No dejar a nadie atrás» es el objetivo que se ha marcado el Gobierno en estos momentos, pero deberá seguir siéndolo en el futuro. Por eso debo aplaudir su intención de aprobar unos «presupuestos de reconstrucción económica y social», porque si el desafío es comparable a lo que vino tras la II Guerra Mundial, habrá muchos edificios que volver a levantar. Y para ello, cuantos menos escombros tengamos que retirar, mejor. Sí que tenemos una certeza, y es que el Sistema Nacional de Salud ha sido el primero que ha respondido a la llamada de emergencia, y deberá tener las condiciones y recursos para volver a hacerlo si fuera necesario. Los que lo componen nos han demostrado que son capaces de hacer frente al virus a pesar de la precariedad en muchos casos, y por eso, sumado a los aplausos, entre las prioridades debería estar reforzarlo.