Pero no «falta» en el sentido de cometerla, bien un codazo marcando el territorio, a lo perro viejo con el delantero joven de moda, bien una patadita a traición cerca del tobillo, donde jode, y después hacerle el gesto de «¡Levanta, hombre, que no te he tocao!» con la manita; digo «falta» en el sentido de faltar, de estar ausente, de qué demonios pasa con el camero, el PSG y el que fue uno de los grandes culebrones del verano tanto en el Madrid como en la selección. Porque, ¿nos recuerdan soliviantados y pidiendo guillotina para Luis Enrique antes de la Euro porque no había incluido al gran capitán en la lista?

Ha habido algo extraño, incluso más allá de lo simplemente extraño, en todo este proceso: la lesión con España por intentar batir un récord estúpido, la reaparición fallida ante el Chelsea… y una nueva recaída, el ultimátum del Real Madrid que primero no aceptó y después sí pero ya era demasiado tarde, una llegada a París por todo lo alto y dos lesiones musculares encadenadas que posponen y posponen y no dejan de posponer su debut, y la gran-afición ya ha visto debutar en el Parque de los Príncipes al ex capitán del Barça (que ni siquiera era un rumor creíble cuando Sergio Ramos se confirmó como nuevo central de Pocchetino) pero no al ex capitán del Madrid.

Tras el último parte médico (otras dos semanas en el dique seco) todos los discursos se van recolocando: muchos de los que en Madrid lamentaban la pérdida de la gran leyenda ahora creen que su renovación habría sido un negocio ruinoso; muchos de los que en París aplaudieron con las orejas la contratación de un mito ahora ven un bulto sospechosos de 35 años en el mundo de Marquinhos (27), Kimpembe (26), Diallo (25) y Kehrer (24); y muchos de los que atizaron a Luis Enrique en verano… están esperando cualquier otra cosa para volver a hacerlo. Pero ése es otro tema.