Javier Caruda de Juanas

Javier Caruda de Juanas


Una feria, una plaza y Lucas Aguirre

05/05/2022

Hasta el próximo fin de semana tenemos la fortuna de volver a disfrutar de la ya tradicional Feria del Libro Cuenca Lee. Aprovechamos para visitar puestos y stands con el fin de adquirir tal o cual ejemplar, comprobar las últimas novedades editoriales o, simplemente, disfrutar de una tarde entre páginas e historias, entre autores noveles y consagrados. Al menos durante una semana la Plaza de España se puebla de esta raza de fanáticos lectores que son capaces de dejarse los ojos fijos en la lectura mientras amanece, como en aquella escena de Cyrano en la que Ragueneau, el pastelero, transita, sin solución de continuidad, entre la composición y los dulces. Magnífica noticia esta de poder dedicar al menos una semana al noble mundo de las letras, empequeñecido muchas veces por la dimensión de las noticias que lo rodean. Al menos siempre nos servirá de refugio ante guerras, pandemias, espionajes y esas historias con las que convivimos. Además, se celebra de nuevo en la Plaza de España, ágora infrautilizada que da una buena respuesta a este tipo de celebraciones mientras que espera la anunciada remodelación del entorno del edificio del Mercado. Quizá también pueda usarse para ese mercado de artesanos que tiene lugar en las fechas navideñas o, al menos, puede pensarse. 
Caminando hacia la feria, me topé con el CEPA Lucas Aguirre, centro heredero del filántropo conquense que dedicó buena parte de su vida a facilitar el acceso a la educación para todos, luchando, en pleno s.XIX, por el derecho de la mujer a la educación. Promovió unas escuelas útiles, con talleres como recursos didácticos que facilitara el acceso del alumno a la vida. Y en eso sigue el centro, empeñado en ofrecer al ciudadano un amplio abanico de posibilidades con el que continuar el legado de aquel que no dudó en implicarse en un reto mayúsculo como el educativo.
Dentro del CEPA Lucas Aguirre (que, por cierto, su biblioteca lleva como nombre el de Miguel Romero, persona siempre implicada en todo proyecto cultural de esta ciudad, así como en este propio periódico) cada año se propone a la sociedad conquense una serie de cursos enfocados a que el ciudadano pueda continuar su formación posibilitando la conclusión de los estudios de secundaria, su acceso a los mismos o al propio ámbito universitario. Vamos, una posibilidad de reducir la brecha educativa que, en muchos casos, propicia la necesidad de acceder al mundo laboral.
Los diversos programas de garantía juvenil aseguran que una franja etaria tan complicada como esa, siga teniendo oportunidades de continuar su formación de una manera académica, lo que, desde luego, implicará un mejor y más sencillo acceso a la realidad laboral.
En pocos días se abrirá el plazo de matrícula en el centro. Y, si bien, nos fijamos con frecuencia en aquello que tiene que mejorar la ciudad, también debemos cuidar y promocionar aquellas instituciones que, comprometidas con el ciudadano, buscan mejorarlo como persona como camino para conformar una sociedad mejor. Aprovechando que ayer fue el día de Star Wars, pidamos que La Fuerza les acompañe.