Antonio Pérez Henares

PAISAJES Y PAISAJANES

Antonio Pérez Henares


El futuro ya no es lo que era

03/09/2021

Se suponía, y algunos pretenden que sigamos en ello, que estaba escrito y era ineludible que el futuro fuera mejor que el pasado y el presente. Ello ha sido inculcado por todos los conductos a las nuevas generaciones con un añadido subyacente: que ellos además no tenían aporte propio que hacer por ello. Eso había de ser así y les correspondería por añadidura.
En realidad esto de que en el avance y el bienestar, no existe responsabilidad propia e individual alguna sino que es del cosmos, el estado, el gobierno, los padres o ‘los otros’ es algo que hoy impregna e invade el subconsciente colectivo de la civilización occidental al completo. En unos sitios más que en otros y creo que nosotros en cabeza de los primeros. La cultura del trabajo y el esfuerzo no solo ha caído en desuso, sino que esta contraindicada, mal vista, es muy poco progre y resulta extremadamente sospechosa para quien la practique. De hecho, está castigada en nuestro sistema educativo donde es posible que acaben por aplicarle las más duras sanciones.
Pero el caso es que a pesar del presunto axioma de obligado cumplimiento de que el futuro, inexorablemente, tenía que ser mejor a la fuerza ya nos vamos dando cuenta de que no sólo no va a ser así, sino que ya no es así ahora mismo.  Y por mucho que salga el que sale cada un tiempo a decir que estamos en jauja porque él vive en ella, la realidad cotidiana es pertinaz y tozuda. El futuro. y no me refiero a un inmediato mañana ni solo y no como el factor más esencial a la economía, que nos puede, solo puede,  caer encima, no es algo donde me cada vez me voy pensando más, me gustaría tener que soportarlo.
No pinta bien el futuro. No pinta bien para España ni para Europa ni para el mundo de valores y principios derivados de sus quehaceres milenarios ni para la libertad ni  para la democracia ni para el individuo entendido como persona. No pinta bien para lo que ha sido una civilización construida a lo largos de miles de años y que ha alcanzado en el mundo el mayor grado de bienestar e igualdad y que ahora sufre una implosión interna pues sus últimos beneficiarios parecen haber hecho del desprecio hacia ella, su obsesión y de su destrucción, su proyecto.
  El futuro, y esto sí que es biológicamente inexorable, será de quienes les vaya tocando. Y aunque haya algunos, bastantes inclusos, otros muchos no y quienes más van a sufrir en propia carne a esos congéneres, que no lo piensen así  será en buena parte como ellos lo hagan. O sea, responsabilidad suya. Su futuro dependerá en buena medida, se pongan todo lo estupendos que quieran, de ellos mismos. Como el pasado y el presente, fue de quienes lo alumbraron anteriormente. Serán ellos quienes el suyo lo disfruten o quienes lo padezcan. Quienes hemos vivido la mitad o un cuarto del siglo XX y esto que llevamos del XXI viviremos lo que nos quede y aquí entro en lo personal con todo el gusto y aprovechamiento que se pueda. Pero ese pasado mañana en el que ya es difícil que estemos y por lo que voy viendo no sé yo si me gustaría vivirlo. Menos aún algunas cosas que ya no solo asoman sino que se van inundándolo todo y hasta el último e íntimo rincón personal, que venden como dogmas ‘buenos’ pero que imponen con grilletes.