Miguel Romero

CATHEDRA LIBRE

Miguel Romero


Pasión y Razón

01/07/2019

«El rostro de tu ángel es el lugar donde te encuentres. Su manto te cubrirá con los rayos del sol, de día, y con el brillo de estrellas, de noche», y así de sencillo es este axioma de Paulo Coelho que me ayuda a iniciar mi columna de esta semana, inspirada si cabe, en la espiritualidad que puede reflejar la persona y su obra, en la figura del canónigo Anastasio Martínez Saez.
Pasión y Razón, sin duda. Y es que embarcarse en un viaje espiritual comienza con la decisión de escuchar nuestras voces internas. Si permitimos que nuestros corazones nos guíen, descubrimos que nuestro camino y nuestro destino se vuelven más claros. Perdemos la carga de ego y descubrimos la alegría de la libertad espiritual. Eso lo sabe muy bien este magnífico pastor de almas, este sacerdote rural en su más amplio sentido, ejemplar en su línea pastoral, sabio entre los contenidos morales de un mundo religioso que le ha definido como ejemplo de almas en este mundo material.
Anastasio Martínez, el «cura de los iconos» como familiarmente se le llama en el Obispado de Cuenca, nace en un pequeño pueblo de nuestra Serranía, Valdemorillo de la Sierra, anclado en este marquesado de Cañete, al lado de montes y masas pinares, lleno de profunda generosidad en sus gentes y de maravilloso paisaje entre sus recuerdos.
Y es que cuando lo conoces, hablas con él, humilde en sus postulados, sencillo en sus maneras, respetuoso en su concepción de vida, te sientes bien, llegas a reflejar un equilibrio emocional por lo que te aportan sus palabras y sus pensamientos. Anastasio, canónigo de la catedral de Cuenca y hombre de estudio, se ha forjado un camino dentro del Arte de la iconografía, realzando su fe entre esas maravillosas tablas que realiza con el mismo tacto del artista más cultivado. Las Majadas, Zarzuela, Cuenca y así otros lugares, saben de esta ingente habilidad, destreza y ejecución, de quién ha sabido ofrecer todo un contenido conceptual del mundo religioso por medio del arte. Y ahí sigue estando la espiritualidad, en esa manera de alimentar nuestros cuerpos y nuestras mentes con conocimiento e información porque de esa manera alimentamos nuestras almas. Él bien lo sabe, y con sus investigaciones sacadas a la luz, nos hace fortalecer el contenido interior de cada uno porque nuestras almas necesitan belleza, amor y conexión para crecer.
Por eso, la presentación de la tercera edición -en este caso bastante revisada y ampliada- de la obra escrita sobre el Díptico Bizantino que atesora el Museo Diocesano de Cuenca, también conocido como el Relicario de los Déspotas de Épiro, mandado realizar por aquellos Déspotas en el siglo XVI, gobernantes que residían en Ioaína: María Angelina y Tomas Commeno ha dado una nueva visión, si cabe ya más reforzada, a este magnífico trabajo editorial que financia la Diputación Provincial de Cuenca y que de la mano de su autor, Anastasio Martínez, ha vuelto a ver la luz. Elaborado entre 1367 y 1384 en los talleres de Meteora, en Grecia, se encuadra en esa Escuela cretense de los montes de Athos.
Su autor de la obra editada, hombre de fuerte convicción religiosa, de alta espiritualidad en sus postulados y de honestidad constante, Anastasio, nos ofrece un estudio de esa técnica de encáustica sobre tabla y plata repujada con perlas, piedras preciosas y reliquias. Pintadas al temple con pequeños iconos -especialidad que él bien domina- se encuentran recubiertas por una plancha de plata recortada para ver las figuras pintadas donde 918 perlas y cerca de 300 piedras preciosas nos elevan al misticismo de la Madre de Dios como Virgen Hodigitria y Jesús como Pantocrátor. Toda una maravillosa descripción de una obra cumbre, esencial en el tesoro catedralicio, que nos inclina sentir esa Pasión y Razón con la que quise iniciar esta columna semanal ante todos y para todos. Estamos de enhorabuena.