Javier D. Bazaga

NOTAS AL PIE

Javier D. Bazaga


La nueva oportunidad de lo cercano

29/05/2020

Es curioso, ahora que se nos impone la  ‘distancia social’ para poder volver a la ‘nueva normalidad’, es cuando más valor está adquiriendo lo cercano. Es imposible que pensemos (de momento) en ese sábado de compras por Madrid, a menos que por un milagro administrativo la capital del reino pase de fase en los próximos días. Y resulta que es así como muchos han descubierto esos ‘tesoros’ que aguardaban inadvertidos detrás de la esquina. Sí, sí, esa que pasábamos a toda velocidad por las mañanas para ir a trabajar con el coche, después de dejar a los niños en el colegio, pero de la que ahora tenemos plena consciencia porque la vemos mientras paseamos con el perro, con la bici, con el patín o con el propio niño encaramado a la chepa.
Así es. Son las tiendas de barrio. Y aquí pido mi propia absolución. En mi casa se ha seguido comprando a diario el pan y ‘lo básico’ en la tienda de debajo de casa, donde acudíamos ya antes de la pandemia. Pero pienso en esos vecinos de las grandes ciudades o habitantes de ‘barrios dormitorios’ aspirantes a urbanitas que con estas restricciones de movilidad se han tenido que buscar el pan estos dos meses de confinamiento en esas tiendas ‘de aquí cerca’. A no más de un kilómetro de distancia. Y si lo pensamos bien, no deja de ser una segunda oportunidad para ese comercio que se vio en su día engullido o aplastado por la gran superficie -de la que he hecho uso, ojo-, pero que puede que tenga aquí la oportunidad de la redención. ¿Acaso llamaban por su nombre al cajero del gigasúper al que iban a comprar, por mucho que apareciera en la plaquita del pecho? Pues no. Pero en la panadería de debajo de casa Mari es Mari, Jesús es Jesús, Miguel es Miguel, y Susi es Susi.
Y es que, al igual que muchos han conocido por primera vez los gustos, aficiones o profesiones de sus vecinos, de balcón a balcón, muchos otros han descubierto ahora que hay comercios que pueden abastecer sus ‘necesidades básicas’ sin necesidad de desplazarse kilómetros y kilómetros, ni de aprovechar la vuelta del trabajo extendiendo la jornada laboral ad infinitum. Que sí, que muchas compras se han podido realizar por internet, muchas. Estas semanas no han parado de pasar furgonetas de reparto con artículos comprados en las grandes plataformas online. Pero miren, el pan y los huevos que sean de confianza, que eso no se puede devolver.
Y así estamos, deseando una desescalada rápida para volver a la normalidad, pero redescubriendo esos espacios cercanos, amigables y de confianza. Como el que descubre esa brizna de hierba que asoma entre los adoquines de la acera en la que nunca había reparado porque o iba demasiado rápido, o porque la habían pisoteado. Bienvenido sea de nuevo el comercio cercano.