De cara al merecido descanso veraniego, que iniciaremos a partir de la próxima semana, parece que los munícipes elegidos para llevar a buen puerto la gestión urbana, se dedican con especial ahínco en regalarnos una serie de noticias que nos ayuden a sobrellevar el rigor veraniego en forma de ola de calor. Un nuevo recurso turístico, en forma de tirolina más grande de Europa, viene a quedarse para singularizar aún más la belleza natural de nuestra capital y convertirse, por sí misma, en una nueva excusa para visitarnos. Tras casi cuatro años de espera, el próximo otoño, si Dios quiere, podremos cruzar la Hoz del Huécar a casi noventa kilómetros por hora. Además del aspecto lúdico y turístico, se generarán un puñado de puestos de trabajo que vendrán fenomenal, visto el panorama otoñal que expertos y no tan expertos nos están adelantando. Mientras tanto, esperaremos impacientes la concreción del anunciado (de aquella manera) parque temático que supondría toda una inyección para Cuenca, tanto económica como moral.  Necesitados estamos de que los buenos propósitos dejen de serlo y pasen a ser realidades tangibles. Siento que tenemos la necesidad de que esta inversión, sea del tipo que sea, vea la luz. Por citar alguna que parece que va algo retrasada podríamos recordar que lo de la ciudad deportiva anda algo parado. Vamos que desde hace algo más de un año no tenemos noticias. En fin, ya sabemos que las cosas de palacio van despacio.  Aunque algunas veces esta lentitud también es sinónimo de acierto. Un año más regresa el programa Cuenca Cultura a cielo abierto que ofrecerá algo más de sesenta actuaciones durante mes y medio, llegando a pedanías, parques, plazas y lugares emblemáticos de la capital. Lo mejor de todo es la apuesta decidida por la calidad de los grupos locales.  Y es que no hay nada más importante que poner en valor el patrimonio conquense. Por eso es una magnífica noticia la renovación del convenio de colaboración entre Diputación y Obispado que va a permitir intervenir en doce templos provinciales. Pocos se me hacen desde luego habida cuenta de la importancia del proyecto, al fin y al cabo estas iglesias son también signo de identidad de los pueblos y sus gentes, formando parte de la historia personal de cada uno de los lugareños.
Y ya que hablamos de signo de identidad, esta misma semana se ha dado a conocer el nombre del nuevo gestor de la Semana de Música Religiosa. Me ocurre lo mismo que con lo del parque temático. Ojalá le vaya estupendo tanto en la programación como en lo económico. En sus manos la sexagésima edición de nuestra Semana, cita importante donde las haya.
Aparcamos la crítica constructiva durante unas cuantas semanas. Es tiempo propicio para el descanso oportuno, la mordaz reflexión y el encuentro con los que vendrán a pasar sus merecidas vacaciones estivales en su casa. Les pondremos al día de nuestras inquietudes y ellos compartirán con nosotros sus éxitos y preocupaciones, mientras contemplamos cómo bulle la ciudad a la espera de un nuevo curso tribunero. Disfruten.