Javier Ruiz

LA FORTUNA CON SESO

Javier Ruiz


Los pollofres

27/05/2021

Ha suscitado gran interés la llegada a Toledo de una tienda de pollofres, que son gofres de toda la vida con forma de pene. La Humanidad ha avanzado mucho desde que el mundo es mundo; sin embargo, encalla y se enquista en asuntos órficos como el miembro viril y su circunstancia. Ocurre algo similar con el órgano sexual femenino, solo que es menos visible y pendular. El sexo vuelve a obnubilarnos después de la pandemia. Han sido meses recios y los viciosos ya adelantaban que vendrían otros felices años veinte. Por el momento, han llegado los dulces en forma de polla.
Hay un estudio popular que asegura que no existe en castellano palabra con más sinónimos que el falo. Desde los más exquisitos y cariñosos hasta los más groseros y estrambóticos. No me voy a poner a enumerarlos, pero no me extrañaría nada. También el órgano sexual femenino ofrece un gran campo semántico y es objeto de estudio para la lexicografía. Al final, la Humanidad se concentra en los grandes misterios sin resolver que nos atan con el más allá, en minúscula. De dónde venimos y hacia dónde vamos... Y todo ello se engrana entre dius y viagras. Del agujero al hoyo, del tornillo a la tuerca, del éxtasis al orgasmo, del eros al tánatos.
Comerse un gofre con forma de cimbel debe ser lo más parecido a saborear la puntita de la gloria y quedarse a la puerta. Nunca fueron buenas las imitaciones y es preciso buscar los originales. Pero como método o forma de estimulación, es bueno. Se empieza por el gofre y se acaba pidiendo otra ronda. El heteropatriarcado ha hecho mucho daño. En eso tiene razón el feminismo exacerbado. Pienso que el feminismo es cosa de todos, fundamentalmente de los hombres, porque es sinónimo de  igualdad. Sin embargo, al escuchar determinados discursos ininteligibles, empiezo a dudar. Y luego, me voy a la marquesa y su chiste. Sebastián, la capa y el sombrero, porque el señor se va. Hasta que es el propio señor quien lo solicita, pues hay determinados miembros que no se los salta un galgo y terminan más grandes que la olla del poeta.  
Cela construyó un discurso entero con el célebre cipote de Archidona. En esto entronca con lo que decíamos al principio de los órficos... Es todo un maremágnum donde el placer acaba en escatología. De hecho, no hay nada más escatológico que el sexo, pues revela claramente la finitud de los amantes, en caso de que lo sean. El cénit del placer es la antesala del vacío, cuando uno comprueba que vuelve a ser mortal para morir en carne. El ansia o la gloria de trascendencia quedan reducido a los sentidos y es cuando uno se pregunta dónde están Platón, los filósofos y poetas. El espíritu se guarda y repliega del ombligo hacia abajo. Da igual hombre o mujer; la única diferencia entre uno y otro es el tiempo que tardan en volverlo a intentar.
Felicito a los promotores de los pollofres porque lo han vuelto a petar. Se encuentran entra las noticias más leídas y observadas. Nos sofisticamos, avanzamos y creamos, pero andamos todos pendientes de un buen polvo. Entre medias, comemos pollofres, aunque se nos dispare el azúcar. Quienes pergeñaron la idea han venido a Toledo en el momento oportuno, cuando en los medios no se habla de otra cosa que de la pollada de un indulto. A mí, que me pongan uno.