Fernando J. Cabañas

OLCADERRANTE

Fernando J. Cabañas


Responsabilidad

08/10/2019

Uno de los momentos relevantes de En busca de la felicidad es ese que muestra a Chris Gadner en una improvisada cancha de baloncesto. Él es un ciudadano que ha fracasado en todos aquellos aspectos que pueden hacer que un hombre se sienta mínimamente feliz. Ahí, Will Smith, que interpreta a Gadner, está con su hijo, papel que a su vez asume curiosamente su propio retoño en la realidad. El precioso y avispado niño es el centro de su vida, desvelos y pasiones. A él dedica esfuerzos, sacrificios, tiempo. Además, la madre del pequeño los ha abandonado por diversas razones, por lo que él es su único apoyo. El niño ama el baloncesto; su sueño es ser un grande de ese deporte. Agobiado, intentando emerger del abismo en el que se encuentra, a pesar de todo Gadner siempre encuentra huecos para trasladar al niño ilusión, alegría, amor. En la escena, ambos juegan improvisadamente al baloncesto no acreditando el pequeño, a pesar de sus ilusionantes sueños y esfuerzos, un especial nivel como baloncestista. En ese momento el padre, quizá preparándole para que se aleje de un tétrico futuro similar al presente que él actualmente sufre, le avisa de que posiblemente, como a él mismo le pasa, sus sueños no se hagan realidad y llegue a ser un fracasado. Como una implacable losa, esa observación de su padre, pero ante todo referente o líder, cae sobre el pequeño decidiendo guardar inmediatamente su balón. Vistas las consecuencias de la fatalista sentencia formulada y que solo tenía como fin preparar al niño para una posible frustración futura, el padre cambia de estrategia. Seguidamente le exige fortaleza para proteger sus sueños, para que nadie los dinamite antes de intentar hacerlos realidad, para que los malos augurios de los mediocres no hagan mella en sus anhelos. ¿Pragmatismo o ilusiones? ¿Realidad o sueños? Quizá amor y responsabilidad.