La tertulia de Alsina lanzó esta semana un experimento como los de Orson Welles. En lugar de una invasión extraterrestre, fabularon la ocurrencia -medio en broma, medio no- de que Jorge Javier Vázquez encabece las listas del PSOE para el Ayuntamiento de Madrid. Ellos solo dejaron votando el balón y luego llegaron los remates. Todo bajo esa curiosa ley de la profesión que dice que cualquier ocurrencia se puede convertir en noticia una vez que se desmiente. El PSOE lo hizo, el chascarrillo cobró vida en las grabadoras, y la cosa acabó en los titulares y los comentarios en las mesas camilla.
Es una gamberrada que nos pone a todos ante un espejo. Primero, al PSOE, por el secretismo y efectismo con el que manejan estas cosas y porque tras lo de Pepu Hernández cunde la sensación de que todo es posible. Segundo, al periodismo político, adicto a la especulación y a las quinielas. Tercero, al propio mundo de las mesas camilla, construidas cada vez más del material con el que se construyen los sueños.
Jorge Javier Vázquez, alcalde de Madrid, sería además el desenlace lógico de un proceso en curso. Las proyecciones al absurdo son otra de las materias primas más demandadas. En este caso, la ocurrencia es tan buena porque es al mismo tiempo absurda y creíble. Creo que era Indro Montanelli el que contaba la anécdota de una noticia increíble que un redactor llevó a la reunión de temas. Ante las dudas, el director tomó la única decisión sensata: «Es demasiado extraña para que sea verdad, pero demasiado buena para que sea mentira. La vamos a publicar, pero ponemos que ha ocurrido en Guatemala».