Hoy estamos representados por inútiles, por el nihilismo de los que critican, pero no proponen nada sensato. Me viene a la cabeza una iluminada, que encima es vicepresidenta de un gobierno, una tal Yolanda, que dice que no asiste a la asamblea de la OTAN en España por que tiene que ir al médico. Y yo creo que desde que se supone que ejerce su ministerio tiempo ha tenido tiempo de ir, que mal está. Pues eso, que mujeres como esta no nos conducen a nada, a nada bueno. Ella tiene claro lo que los hombres no lo tienen tanto, ese deseo de algunas mujeres de que los hombres se adapten a su destino y no al revés. Reciprocidad. En el caso que nos ocupa tenemos varias mujeres nihilistas, empezando por la Yoli desotanparecida, y siguiendo con la Calviño y su esposo mediador. La Ribera de la despoblación que hace mucho por los abandonados ¿o no? La isabelina Montero que tanto monta que no monta na. El Marlaska, o eso dicen, que está a lo que diga el otro. La Sánchez, no lo Sánchez, que de tan nihilista que es parece irrelevante y eso que es la que vela por el trasporte que tanto complica por su inacción a los trasportistas. La Alegría que llenara de tristura a nuestros estudiantes después de estar estudiando la nada (sin ente no hay nada y sin historia venimos de la nada). Y si queremos un ejemplo palmario de lo antedicho, hay tenemos a la Belarra luchando por los derechos sociales de los etarras, que además puede esperar hasta 2030 (año de la Agenda 2030), coincidiendo con un año en la que ella tampoco será nada. De la Maroto que alguien me diga algo, que yo sé poco de comercio y de turismo no puedo ir. De la Isabel y su portavocía nada de nada, que sólo ella dice y se desdice en su jerga nihilista. Por la Darias que daría yo, por saber de su valor, y de lo que su gestión a la sanidad costó, muertos aparte. De la nada nada diré, solo sé que existe una tal Morant que al presente de su ministerio terrenal nada escuché. Aunque si alguien tiene claro para lo que sirve en la vida su ministerio es la Ire Montero-e-a, ¡ea! y repitiéndome digo: "Ella tiene claro lo que los hombres no lo tienen tanto, ese deseo de algunas mujeres de que los hombres se adapten a su destino y no al revés." Y ella, voluntariamente, en claro afán de superación, nos propone que libre y espontáneamente, además de renunciando a nuestra propia voluntad, dejemos de comportarnos como lo que somos y no seamos nada, si acaso criatures caricaturescas de lo que fue el hombre, ese ser peculiar que requebraba a las mujeres, que se sabía macho sin que nadie se lo dijera, que exhibía su valía, su guapura, y otras habilidades o dones que la naturaleza le dio para seducir a las mujeres, para amarlas y respetarlas de por vida, no solo durante el coito consentido del sí es sí. Y sigo con el principio, con el nihilismo, esa cualidad o nihilidad de esas … que yo creo que son mujeres que pretenden con sus quehaceres ministeriales la negación de todo principio religioso, político y social, que es lo que significa nihilismo, y para ello cuentan con el níhil óbstat que es Sánchez, que en nada se opone, y su beneplácito, aunque el consentimiento se los dan muchos más de los que ahora no me quiero acordar, porque con su sumisión al gobierno nada son, si acaso personajillos irrelevantes, aunque presidan una comunidad.