Antonio Pérez Henares

PAISAJES Y PAISAJANES

Antonio Pérez Henares


El año de la berrea

30/12/2022

Este año que va a empezar será muchas cosas, y hasta confío que alguna buena, pero de lo que no tengo duda alguna es que será, ante todo y, sobre todo, el de la mayor, intensa y continuada berrea política que nos haya tocado sufrir.
Aunque nunca han dejado de templar las gaitas, en inherente a su condición, será ahora, en cuanto pasen Reyes, cuando se lancen por valles, montañas y llanuras a bramar. Y no dejaran de hacerlo hasta que no llegue la próxima Navidad. Un año, entero y verdadero, los vamos a tener que aguantar.
No habrá lugar en donde podamos estar a salvo, ni en casa, ni en la calle, ni en el bar ni bajo, tierra ni por aire ni en el mar. Sus mugidos nos perseguirán hasta el más recóndito lugar y nos acosarán a todas horas y con todos los altavoces, conocidos y por conocer, sea por escrito, en papel, por digital, por radio, redes o televisión, con música, con carteles, con vallas, con banderolas o hasta utilizando la lengua de los signos. Nadie se va a librar. Abandonen toda esperanza. No podremos escapar.
Día a día y mes a mes solo se oirá por doquier el entrechocar de sus cuernas y su ronco bramido queriéndonos convertirnos en 'sus' votantes, cuyo equivalente, en cuanto pasemos por las urnas, será el volver a ser tan solo espectadores, cuando no simples esclavos, y a las recientes pruebas me remito, de lo que quieran y les venga en gana hacer por muy contrarias que sean a lo que juraron, hasta por veinte veces, hacer o no hacer.
La política es cada vez más, poder, y el poder único objetivo y, en sí mismo, fin. La entrega y sumisión a tal pasión alcanza grados del más irrefrenables frenesí y son contadísimos, si es que llegan a tres, quienes escapan de tal y tan perversa atracción. Me atrevería a decir incluso que es incluso peor, por encima de quienes lo intentan alcanzar, para los que lo alcanzaron y ahora temen poderlo perder. El pensar tan solo que tal cosa les pueda suceder les lleva a tales extremos de furia, temor y agresividad que son capaces de cualquier cosa para evitarlo. La historia, cuya lección esencial es que jamás aprendemos sus lecciones, está sembrada de los peores actos y más perversas consecuencias por tal causa y en cualquier tiempo y lugar.
La berrea ya la tenemos encima y está empezando a sonar cada vez con más fuerza pues su primera llamada de apareamiento está a tan solo unos meses, en mayo, aunque se lo aseguro que se nos van a hacer muy largos, no a ellos sino a nosotros. Municipales y autonómicas. Pero, sin solución de continuidad, y sin incluso acabar de contar ya estaremos en lo que será ya el pandemónium general que se prolongará hasta finales de año que estamos a punto de estrenar. La que se nos viene encima, es para echarse a temblar. Así que aprovechemos estos días que nos quedan de Navidad y que Dios, aunque seamos ateos, nos pille confesados.

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