Antonio Pérez Henares

PAISAJES Y PAISAJANES

Antonio Pérez Henares


Odios a la carta

24/09/2021

En esta realidad virtual que a base de anegarnos el cerebro con agitación y propaganda nos pretenden imponer nos están estableciendo un menú de odios. Odios a la carta. Odios que son malos, malísimos y por los que vas al infierno progresista de cabeza y te queman en la hoguera de la Nueva Inquisición y odios que tiene ya no un paso, sino que son pecadillos y casi ni eso, hasta puedes ser un héroe pues te han brotado por servir a una causa.
Les voy a poner un ejemplo para que lo entiendan todo. El asesinar a más de 850 personas, secuestrar, torturar (a un pobre ser humano, Ortega Lara, lo tuvieron 565 en un zulo de cuatro metros bajo tierra), extorsionar, amenazar y expulsar de su tierra es de los odios ‘perdonables’, que como que no eran, asesinaban, que no estaba bien, pero con buena intención, son abrazables y se puede salir con ellos de merienda, manifa o compadreo por la tele. Como con los separatistas que señalan como apestados a quienes consideran inferiores a quienes no comparten sus dogmas y son unos xenófobos de libro. Que te persigan, acosen y cercenen todos tus derechos no es odio, es inmersión ¿sabes?
 Los odios malos son por el contrario aquellos que te convierten en reo apestado de no ser ni siquiera considerado una persona sino caído a la condición de sabandija y por ello carente de Derechos Humanos, que esos son para los buenos y, por supuesto, para eso anteriores un poco ‘desviados’ los anteriores. Tu a lo mejor ni lo sabes, pero ellos- el sanedrín progrecrático del comando de la Correcta vía- sí lo detectan, lo huelen a kilómetros y ya eres reo condenado y sin derecho a defensa alguna  con tan solo ser señalado como homófobo, racista, machista, lgtbifóbico, heteropatriarcal y cualquier ‘ista’ de estas que , perdónenme, me pierdo un poco, son ahora las causas universales, primordiales y de emergencia nacional por encima de cualquier otro problema aunque este sea verdadero  de los que se suponen a sí mismo izquierda , la sacrosanta Izquierda de la Verdad Absoluta y el Pensamiento Único.
 Solo con ponerlo en duda tu eres ya por ello un ‘odiador’ tremebundo. Ellos, por el contrario, son unos maravillosos seres que reparten amor y flores. Y como tal hay que comprender y aceptar que te insulten con los más feroces calificativos, entre los cuales emerge uno como definitivo que lo abarca todo y contiene en él todas las purulencias que hay que exterminar de la faz de la tierra: ‘Fascista’.
 Que no es que lo sean los millones, ya no sé cuántos somos, pero cerca de 12 por lo menos según sus cuentas, ni que sepan bien en que consiste serlo, sino que es la clave y piedra angular para poder considerarse ellos ‘antifascistas’. ¿Y qué es hoy el presunto antifascismo? Pues la careta, la capucha, embozo y mentira tras la cual se emboscan y actúan lo más totalitario, dictatorial, liberticida, opresor, represor, violento y hasta, a lo que se ve y parece asesino en nada arrepentido de sus crímenes que nos recorre, nos inunda y pretende aplastarnos.
  La doble vara de medir va, por supuesto, unida al ‘Manifiesto del odio’. La movilización proetarra en 70 localidades vascas a favor del repulsivo asesino Henri Parot, apenas dio para unos totales en las teles. Una concentración autorizada por la delegada del Gobierno en Madrid de neonazis, ultraderechistas y ultras variados, un total de ochenta generosamente contados, fascistas estos con todas las letras y parafernalia, lleva ya, y lo que queda, unas 800 horas de televisión. O sea, a 10 horas por facha.
 Sobre ello ya están construyendo lo que se empezaron a levantar, e iban ya por el segundo piso con el presunto ataque homófobo contra un homosexual en Malasaña, cuando se demostró una patraña para tapar unos cuernos. Es el gran tinglado, la Nueva Doctrina, del odio y de odiadores que al igual que fachas somos todos. Todos menos ellos, la secta elegida, el pueblo progre, bueno y amoroso. Aunque te graben ‘maricón’ en el culo. Aunque quienes comenzaron a sembrarlo y no han parado, contra la Reconciliación y la Concordia que se había logrado alcanzar, fueron ellos.