Javier Caruda de Juanas

Javier Caruda de Juanas


Nifrendis

13/05/2021

Pues nada, venía a contarles hoy que comenzamos una nueva etapa. Atrás queda un momento oscuro de nuestra historia caracterizado por una completa ausencia de libertades y abrimos, desde el pasado día 9, un nuevo episodio rebosante de alegría, felicidad, libertad y todo aquello que nos ha regalado el decaimiento del estado de alarma. O al menos eso parece contemplando las inquietantes imágenes producidas el pasado fin de semana. Que esa es otra. ¿No había nadie que pensara que podía suceder esto después de meses usando un lenguaje bélico para referirse a una emergencia sanitaria? Primera línea de batalla, combatir, resistir…palabras más propias de un corresponsal de guerra que de la cobertura de una pandemia. Lo que demostraron fundamentalmente es que uno de los síntomas persistentes de este Covid también es el egoísmo, el culto desmedido al yo, bueno a mi yo, por lo que las consecuencias que puedan traer mis actos a otros ni se contemplan. Sí, fueron unas imágenes tremendamente tristes. Menos mal que nos dijeron que d e esto íbamos a salir mejores.
Y ¿a partir del domingo qué? Como podéis comprobar hemos caído de golpe y porrazo en un totum revolutum del que solo podemos salir invocando aquel nifrendis de nuestra adolescencia, en un espacio que produce en el ciudadano un sentimiento mezcla de hartazgo, hastío, incomprensión, sorpresa…Ahora intenta conjugar ese estado de ánimo con la apertura de tu pequeño negocio, tu bar, tu cafetería…
Pero es que este bicho sigue agazapado en cualquier rincón esperando que nos confiemos, que pensemos que todo ha pasado, que hemos ganado la batalla, para volver a golpear de nuevo. Por eso, creo que necesitamos unas instrucciones claras y coordinadas para saber cómo seguir comportándonos hasta que hayamos reducido a la más mínima expresión a este puñetero bicho. Unas comunidades autónomas abogan por mantener el toque de queda, otras no. Unas quieren poder mantener el cierre perimetral, otras no. Unas autorizan reuniones de hasta seis miembros no convivientes, otras diez…Unos argumentan que hay herramientas para que las comunidades adopten medidas tendentes a detener la propagación del COVID, otros dicen que no. Los de aquella orilla reclaman que se ha perdido el tiempo y no se ha legislado suficientemente, los de esta argumentan que está todo atado y bien atado…Y como traca final se exige al poder judicial que decida sobre qué se puede hacer, obviando que este poder está, nada más y nada menos, para dictaminar qué acto es conforme a derecho y cuál no.
Menos mal que la vacunación parece marchar a buen ritmo. Eso sí, hay algo más de dos millones de personas vacunadas con AstraZeneca que están a la espera de una solución sobre la segunda dosis.
Total, que ahí te encuentras tú, a mediados del mes de mayo, sin saber si puedes visitar a tu cuñado porque no sabes cuántos os podéis reunir en otra comunidad autónoma, cerrando tu bar a la hora que te imponen mientras que los botellones florecen como setas primaverales mientras que esperas que llegue el mes de agosto para que, según nos cuentan, alcancemos la inmunidad de rebaño. En fin, como decía el gran Forges, Gensanta, ¡qué país!