Miguel Romero

CATHEDRA LIBRE

Miguel Romero


El dieciséis

18/11/2019

Vaya pues, se ha puesto de moda, en eso de la política -tal vez «política mala» como dicen muchos-, que reconforma el panorama nacional de un país España, envidia como emblema de pasado y pesadumbre como envidia de futuro.
El número 16, es uno de los números considerados números kármicos, es decir, un número un poco complicado de interpretar, por la cantidad de significados que guarda, misterios y verdades que tienen historia de años atrás. Se cree que estos números tienen que ver con aspectos de vidas pasadas, y se pudiera decir que quienes nazcan bajo este número, sienten hechos y realidades de sus anteriores vidas.
Por esta razón, se cree que quienes lleven este número, se vuelven muy sensitivos en aspectos que no muchos logran comprender. Esto no significa que quienes lleven un número kármico deban encargarse de cargas pasadas, pero si sentirán constantemente cierta insatisfacción a cosas que no pueden comprender.
¿Qué significa el número 16 en numerología? Pues que quienes nazcan bajo la fuerza del número 16, podrán experimentar ciertas complicaciones durante su vida, generalmente influenciadas por su propia personalidad, siendo reconocidos por ser excesivamente orgullosos y vanidosos. Sin embargo, son cosas que pueden superarse con el tiempo.
Pero no me ha traído aquí el número en nacimiento o en porte numérico, me ha traído porque se ha puesto de moda en España. Esa es la cifra que conforman el número de partidos políticos que han obtenido representación en nuestro Parlamento nacional y por tanto, ese número que no hace más que enmarañar sobre todo, a efectos de ideologías sin sentido, postulados políticos sin germen de origen, objetivos desencontrados o latentes en vivencias del pasado o simple y llanamente, servir a la confusión y al entredicho, haciendo que nuestro país vaya por derroteros interminables, consensos inexplicables o alianzas sin razón, es el número de moda electoral.
¿Dónde está el centro político en España? Creo que ha desaparecido del todo. Hemos basculado a los extremos -eso se lleva en Europa- y hacia uno más que a otro, claro está, hecho que nos hace andar a puntillas porque no sabemos dónde podremos llegar. ¿Dónde está la mesura?, esa expresión que nos enseñaron abuelos y padres de generaciones firmes y que ahora, jóvenes y maduros hemos roto entre la confusión y la miseria. No es que el centro sea la panacea y ni siquiera la mejor manera de entender la vida, pero sí es lo que podría reconducir al educativo encanto de la burguesía, esa que películas y novelas reafirmaban como la base de un mundo mejor.
Este número pudiera ser entonces una señal de aprender a enfrentar situaciones complicadas. No tenemos que hacerlo solos. El número 16 nos dará las herramientas necesarias para buscar la forma de solucionar las adversidades, y en la lucha, podrá traer personas nuevas que nos iluminaran el camino que estamos intentando buscar. ¿No lo veis así?..., tal vez, no.
Pues nada, a divertirse en las Cámaras, a ver cómo discuten, duermen, bosteza, gritan, roncan, sueñan, ríen, juegan o sienten los trescientos cincuenta diputados de nuestras Cortes, representantes de dieciséis formaciones políticas -de ideologías universales-, sin olvidar a los Senadores, verdaderos portadores del emblema nacional, de antes y de ahora, diría yo.