Alejandro Ruiz

EL REPLICANTE

Alejandro Ruiz


La apuesta de un millón de euros

08/04/2021

La afición y la adicción a las apuestas vienen creciendo exponencialmente en el mundo y en España. Su regulación legal, al mismo tiempo que evita el mercado negro y el lumpen, aportando además pingües beneficios al Estado con los impuestos, genera también crecientes masas de adictos, con los consiguientes problemas personales, psicológicos y sociales que ello conlleva por el coste social de rehabilitar a un ludópata.
Que yo sepa, la sanidad pública no tiene programas específicos para tratar la adicción al juego. Generalmente las terapias se vienen realizando mediante la intervención psicológica en asociaciones especializadas que se quejan constantemente de que el Estado solo intervenga a través de Hacienda y no de Sanidad.
Hoy sobre todo se apuesta online gracias al desarrollo de internet en cualquier tipo de dispositivo, lo que facilita el acceso inmediato al juego. Y en algunos lugares se apuesta por todo, como en la Super Bowl, cuando se apuesta por cuánto durará el himno. Por apostar, dicen las malas lenguas que Andrei Karpov apostó a su esposa Tatiana en una partida de póker contra Sergey Brodov, y que Brodov la ganó y se casó con ella.
Digo todo esto porque vengo hoy aquí a proponer una apuesta sobre el grado de cumplimiento de las últimas manifestaciones de Pedro Sánchez en relación con la gestión de la pandemia. Dice Sánchez que el próximo día nueve de mayo será el ‘punto y final’ del estado de alarma, que su intención es no prolongar más esta medida extraordinaria y que sin estado de alarma en vigor, las comunidades podrán seguir manteniendo restricciones de movilidad (algo de dudosa aplicación si alguna comunidad decidiera mantener el toque de queda o cerrar la región, sin riesgo a vulnerar derechos fundamentales). También dice Sánchez que prevé que haya treinta y tres millones de españoles vacunados a finales de agosto.
Dicho lo anterior, para quien se anime, me apuesto un millón de euros a que Sánchez prorrogará el estado de alarma después del próximo día nueve de mayo. Conociendo el perfil de Sánchez, la tentación de perpetuarse en el imperio del Decreto-ley permitiéndose dictar actos o aprobar reglamentos contra ‘legem’, que en otra situación chocarían con preceptos legales o carecerían de la necesaria base legal para intervenir en materias sometidas a reserva de ley, me lanza a tan singular apuesta.
Sé que con mi apuesta colaboro miserablemente a la proliferación de la ludopatía, incrementando este gran problema de salud mental entre los españoles. Y puede que algunos tilden mi apuesta como temeraria al verme dispuesto a perder un millón de euros, sobre todo sabiendo que la voluntad de Sánchez depende de cómo sople el viento el día nueve de mayo.
No se preocupen, ya me he cuidado yo de no disponer de un millón de euros.