Miguel Romero

CATHEDRA LIBRE

Miguel Romero


Mujeres y política

08/07/2019

Está claro que los tiempos han cambiado -por fin- y ahora las mujeres ya no tienen ningún límite en su escalada igualatoria. Europa se va rindiendo a sus pies, y si no díganselo a las dos mandamases de la política europea que desde hace unos días han tomado posiciones.
¿Cabe esperar que la participación de las mujeres parlamentarias conlleve consecuencias políticas diferentes? Yo creo que sí porque las razones por las que se asume que las mujeres pueden actuar desde una perspectiva distinta a la del hombre son más prácticas que teóricas.
En una amplia encuesta, dirigida en 1999 por la Unión interparlamentaria (IPU) entre 187 mujeres parlamentarias de 65 países, las participantes describieron a las mujeres de manera sistemática con unas prioridades distintas a las de los hombres. Cuatro de cada cinco encuestadas creían que las mujeres tenían ideas conceptualmente diferentes sobre la sociedad y la política. Más del 90% estuvo de acuerdo en que una mayor participación de la mujer provocaría cambios, y casi 9 de cada 10 consideraron que la participación de las mujeres en el proceso político cambió de manera significativa sus resultados.
Yo expondría aquí tres razones por las que las mujeres suelen afrontar su labor de forma diferente en la política: la motivación; su exposición a diferentes modelos de socialización con experiencias vitales distintas a las de nosotros, los hombres y; el hecho de que las mujeres suelen verse a sí mismas como representantes de otras mujeres. Razones, sin duda, que les darán el éxito en su ejercicio.
Pero también hay mitos respecto a las mujeres en política y eso va cambiando de una forma radical. Entre estos mitos, están el que las mujeres, por el mero hecho de serlo y albergar en sí mismas, el sentimiento de madre, dedicarán mayor atención  los graves problemas que afectan en el mundo a la población infantil y otro podría ser, ese de que romperán porque bien demostrado está, ese mito de que no valen para los trabajos llamados «duros», cuando están constantemente dando prueba de ello.
Quisiera acabar mi reflexión de la semana con dos acontecimientos. Por un lado, el acto organizado por el Foro feminista de Castilla-León bajo el título de ‘Mujeres y política. Evolución y Retos’, celebrado en Valladolid el miércoles 27 de marzo pasado, inaugurado por Victoria Soto, concejala de Igualdad, con la participación de Begoña Sanjosé y María Sánchez Esteban, activistas y licenciadas en derecho.
Pero no tanto me interesa esta actividad porque no creo que utilizando estrategias habituales en los hombres pudiera ser la solución, sino que más bien, debe de venir en sus postulados y acciones de trabajo cuando tienen esa posibilidad, demostrando sus cualidades y su capacidad, como bien queda ahora justificado en estas dos nuevas caras políticas europeas, en una clara demostración de que la mujer ya está ahí y forma parte del mundo político en condiciones reales.
La renovación de los altos cargos en el seno de la Unión Europea ha permitido que por primera vez dos mujeres se pongan al frente de dos de las instituciones más importantes del bloque comunitario. La conservadora alemana Ursula Von Der Leyen se convertirá -a falta del respaldo de la Eurocámara- en la primera mujer al frente de la Comisión Europea, mientras que la francesa Christine Lagarde se hará cargo del Banco Central Europeo. Y la gran prueba, te lo hace ver, la primera, la alemana Von Der Leyen, la cual ha demostrado como una mujer, madre de siete hijos -ahí se ha roto un mito-, puede ejercer ese gran papel de responsabilidad en la política de una Europa que parecía desmembrarse y que ahora, puede ofrecer una ‘nueva cara’ con futuro esperanzador. ¿Será así? Lo veremos, pero la mujer ha ocupado el puesto que merece a falta de otros logros.