Sonsoles Arnao

Tiempos de swing

Sonsoles Arnao


Un café, gracias

14/10/2019

Toledo, Fábrica de Armas, campus universitario de Castilla–La Mancha, comienza el solemne acto de apertura del curso académico. El rector describe una universidad en crecimiento a la vez que reclama al gobierno de Page lo comprometido en el convenio de financiación en materia de investigación, al parecer se ha omitido en el presupuesto. ¡Que investiguen otros! No tardó el gobierno en contestar con ese paternalismo de aire chulesco, como quien habla a un hijo al que da de comer: "debes estar contento, te hemos aumentado el presupuesto", incluso con un toque al rector en el ámbito personal. Como si no fuera normal que un rector exija siempre más para su Universidad, y un gobierno acepte sin más y con respeto esas críticas. Pero en esta tierra no, aquí nadie debe salirse del tiesto so pena de recibir la reprimenda de quien paga.

Mientras, en Talavera, un puñado de estudiantes en acto de protesta. Las pancartas y carteles denuncian la desaparición de la cafetería de la universidad. Se concentran en la entrada al edificio del campus, bueno, un decir. No somos campus, somos una sede del de Toledo. ¡Pero cómo se nos ocurre protestar! Hemos de estar contentos, este curso hemos empezado con un Grado más, Ingeniería Informática. Una vieja reivindicación talaverana que ha costado años, manifestaciones e incluso el sacrificio de una cafetería, al no prever con antelación los espacios necesarios. Así conseguimos las pocas cosas en Talavera, lo que entra por lo que sale. Nos dan y nos quitan a la vez. Sí, ya sé que desde el rectorado dicen que la nueva instalación estará para enero próximo. Pero, ¿cómo fiarnos cuando en 2017 ya teníamos proyecto, presupuesto, empresa adjudicada y plazos para la ampliación de la Universidad en Talavera?

La juventud se interesa y protesta por cosas que les importan y por cosas importantes. Y su cafetería lo es. Más allá del servicio de bebida y comida, a precios asequibles, no prefabricada y servida por personas y no máquinas; es el espacio de relaciones interpersonales por excelencia, encuentro de estudiantes, profesorado y personal administrativo. Y también de interacción social con el mundo no universitario.

Las personas necesitamos de tiempo pero también de un espacio para la relación con los otros. Han  cambiado mucho las cosas pero la cafetería es aún un reducto de lugar, espacio en el que está presente la identidad de quien lo ocupa. Un lugar donde estar y ser, conversar, comer, reír y llorar con alguien. Pedir un café fiado si no tienes monedas o invitar a un colega que no tiene dinero. Ponerle cara a quien friega los suelos, sentarte en la misma mesa que unos albañiles que han entrado a comer, escapar de una clase aburrida o alargar la jornada.

Quizá sea consecuencia de la sobremodernidad y el mundo virtual que vivimos. La Universidad convertida en un no-lugar, un espacio del anonimato, como nos diría el antropólogo Marc Augé. En estos tiempos en los que transitamos como autómatas reivindicar la cafetería es un acto revolucionario.