Pilar Gómez

MIS RAZONES

Pilar Gómez


Feijóo no se fía

11/04/2022

El nuevo presidente del PP ya ha conocido a Pedro Sánchez en su salsa. Tal cual. No ha necesitado rascar mucho para llegar a la convicción de que es un personaje atrabiliario, movido por un único interés, que es él mismo, sin mayor preocupación por lo que ocurre en España y con quien no es posible llegar a tipo alguno de acuerdo ni a amago ninguno de consenso. El 'no es no' sanchista elevado al cubo después de tres años en el Gobierno. Acudió Feijóo a la Moncloa con un asunto urgente y fundamental. Hay que bajar impuestos. La sociedad española no puede soportar el envite de la desmesurada inflación sin una ayuda a nivel tributario. Sin una rebaja fiscal y no con la propinilla lamentable y chapucera de las gasolinas, vaya espectáculo atroz.  A Sánchez tan sólo le faltó reírse en la cara de su visitante. Diez minutos le dedicó al tema en una entrevista de casi tres horas. Luego, eso sí, se humilló ante el monarca marroquí, le rió todas las gracias, encajó todas las ofensas, aceptó todos los trágalas, le regaló el Sáhara y veremos si algo más. Pero al PP, ni agua.
Un desastre. Feijóo es un veterano con el colmillo retorcido. Las ha visto de todos los colores. Pero en su encuentro con el presidente del Gobierno se quedó pasmado. La imagen negativa que tiene Sánchez -un presidente que no puede pisar la calle- se quedó corta ante la tremebunda realidad. Razón tiene Abascal cuando le calificó de 'autócrata'. Todos los gobiernos de las democracias que nos rodean han llevado a cabo algún tipo de medida con los impuestos para aliviar los agobios, cuando no sufrimientos, de la gente. El Ejecutivo socialcomunista español ni amaga con estudiar el asunto, pese a que el propio presidente lo prometió en la cumbre autonómica de La Palma. No solo no gestiona sino que falta a su palabra. Y a la verdad. No abandona jamás el territorio de la falsedad.
España afronta un presente económico de pesadilla. Todas las previsiones caen y caen. Los datos se antojan de horror y lo peor está por venir. No se trata de hacer catastrofismo sino de la necesidad de que alguien se dé cuenta de que es preciso tomar medidas frente a tal abundancia de señales negativas. El IPC, el PIB, la deuda, el empleo, los autónomos, la seguridad social, las pensiones... un rosario de desastres. Sánchez se sonríe y se permite burlarse del líder de la oposición en lugar de lo que le corresponde a un mandatario serio que es llegar a acuerdos urgentes para sacar adelante al país de esta coyuntura diabólica. No, Sánchez no es de fiar. Es más, es un peligro. Veremos por cuánto tiempo.