Víctor Arribas

VERDADES ARRIESGADAS

Víctor Arribas

Periodista


El Senado

31/03/2019

Los mensajes de móvil a móvil se han puesto tan de moda que ya hasta las redes sociales convencionales parecen quedar obsoletas. Estos días circulan por los móviles de todo el país chistes, admiraciones, memes... y algunos avisos de una y otra parte sobre la forma en que se debe y no se debe votar el día 28 de abril para no conseguir el efecto exactamente contrario al deseado con  nuestro voto. Millones de personas han visto en sus chats, enviadas por conocidos o no tan próximos, largas explicaciones sobre el voto útil para que el centro derecha sume más escaños, y a los pocos días recibían gráficos y quesitos explicando una tesis completamente distinta sobre votar a VOX, a Ciudadanos o al PP y que no sea el PSOE el que se lleve los escaños en circunscripciones pequeñas. El mensaje sobre el Senado ha sido esta semana muy comentado: «No regalemos el Senado a Pedro Sánchez: con el voto 1-1-1 es posible”. La teoría que sostenía es que poner la cruz en tres candidatos del mismo partido de centro derecha beneficiaría, milagrosamente, al candidato socialista rival. Pocas horas después se hacía viral (nunca he comprendido por qué algo en las redes no se hace vírico en lugar de viral) otro mensaje contrario que confundía más aun al decir que el anterior era obra... de los fontaneros socialistas para que se disperse aún más el voto no izquierdista. 
Lo más sugerente de todo esto es el repentino protagonismo del Senado en unas elecciones. Es la institución democrática que aprueba aplicar el artículo 155, es cierto, pero de poco le serviría al arco parlamentario que lo defiende tener mayoría absoluta en la Cámara Alta si en el Congreso se elige a Sánchez como presidente. El artículo 155 se aplica solo si lo pide el gobierno y si previamente el gobierno ha enviado un requerimiento al presidente de la CCAA en la que se quiera aplicar. Y eso, si no cambian mucho las cosas, el candidato socialista no lo va a hacer. Por lo demás, el Senado es una Cámara de segunda lectura y su opinión, si es contraria a la del Congreso, es corregida en una última votación del Congreso para todas las leyes, incluso las orgánicas. Además, la mayoría del Senado no solo depende esta vez de los nombres que tachemos en la papeleta con forma de sábana, porque un mes después hay elecciones autonómicas y unos 60 ó 70 senadores por designación autonómica se renovarán según los resultados en cada comunidad.