Javier D. Bazaga

NOTAS AL PIE

Javier D. Bazaga


Malos recuerdos

03/12/2021

Países que cierran sus fronteras a viajeros procedentes de no sé qué lugar del mundo, comunidades autónomas debatiendo sobre qué medidas adoptar de cara a un puente festivo o a las celebraciones navideñas. Peticiones de pasaporte Covid. ¿Se acuerdan de los toques de queda? ¿De los aforos? ¿De los cierres en la hostelería? ¿De las restricciones de movilidad? No sé para ustedes pero para mí son casi todo malos recuerdos. Y les confieso que soy bastante 'casero' ¿eh?, que no me deberían afectar mucho todas estas restricciones, pero esta nueva variante del virus llamada 'ómicron' nos está devolviendo ese regusto amargo de los peores momentos de la pandemia.
Que esa nueva mutación del virus ha empezado a salar de país en país, y de continente a continente, es un hecho. Como lo es que ha vuelto a generar una enorme inquietud e incertidumbre en gobiernos, empresas, y ciudadanos. Todos habíamos levantado ya la mirada más allá del mañana para encarar un año 2022 de recuperación, optimismo y algo más de certidumbre en casi todos los ámbitos de nuestras vidas. Pero esta «nueva ola», si es que así podemos llamarla, nos ha devuelto esos malos recuerdos.
El presidente de Castilla-La Mancha y su gobierno llevan días enviando mensajes de tranquilidad y sosiego. Y lo hacen porque pueden, porque entre los argumentos que esgrimen está el que no estamos, ni por asomo, igual que hace un año o año y medio. Ahora conocemos algo más de este virus, nos podemos permitir llevar cierta normalidad en nuestras vidas, con mascarilla, claro, a diferencia de cuando no sabíamos si salir a la calle ya era contagioso, o con tocar una carta que tenías en el buzón, o las monedas de la vuelta del pan, o cuando pensábamos que tener la compra tres días de cuarentena en la escalera era lo más seguro. También que nos hemos vacunado. La gran mayoría. Y lo demuestra el hecho de que el 80% de los ingresos por Covid son de personas no vacunadas. Con estos datos, si queda alguien, no sé a qué más están esperando. O la baja presión en UCIs o el limitado número de camas ocupadas por casos de coronavirus. O el reducido número de muertes que ya se producen por esta causa.
Son argumentos que permiten estar razonablemente tranquilos. Pero esta nueva amenaza nos ha hecho pensar en un retroceso a todo lo conseguido, y más aún cuando tenemos la Navidad a la vuelta de la esquina. «Estado de preocupación sí, estado de alarma no» pronunció Emiliano García-Page esta semana, en la que anunció que a mediados de diciembre, en torno al 15, el Gobierno regional evaluará la situación para considerar la posibilidad de tomar medidas «adicionales» de cara a las fechas navideñas. Yo le vi tranquilo cuando afirmó que «casi con toda seguridad no será necesario», pero darse un tiempo para analizar la situación con perspectiva me parece un acierto. En unos días lo sabremos, de momento, para este puente de la Constitución, sí garantizó que «no vamos a modificar el escenario legal» actual.