Jesús Fuero

TERCERA SALIDA

Jesús Fuero


El 'pueblenín' indepe… ¿qué?

28/09/2020

En Francia, su presidente, Emmanuel Macron, legisla este año para combatir e impedir los partidos separatistas. Y en España tienen dichos partidos cadenas subvencionadas con dinero público. Alimentan de bellotas su piara, tan contenta de estar gordita, para luego expandir su porquería, desde la corte.  En muchos países democráticos existe una legislación que mira por el bien de los contribuyentes, de los paganini, y están prohibidos los partidos que pongan en peligro o traten de romper la unidad de su nación. Son grandes. Y en España se les da dieta, aunque sean asesinos de ETA, voz y asiento, en el parlamento que se supone representa la unidad y la conciencia de un país que debe velar por el bienestar de todos por igual. Hay ingenuos que creen que las ideas no delinquen, pero los delincuentes que inculcan esos trampantojos de países o republiques cometen delito al atentar contra el estado de derecho, contra la regla de nación indivisible que rige la Constitución Española. Estos delincuentes alimentan a su pueblenín con remolachas y caramelos de envoltorio ideológico, colorista, banderil, para que sepan a qué piara pertenecen, escondiendo una patraña en ese dulce que los va a matar, y si no los va a dejar tontos de por vida al asumir lo ficticio, al tomar lo que se les presentó como utopía maravillosa siendo solamente una distopía que traerá ruina y confusión a todo el que no esté sentado en los órganos de dirección de la piara grotesca, idiotizada, que voluntariamente caerá en el barranco al igual que cayeron los puercos gadarenos. Los demonios entraron voluntariamente en los cerdos para liberarse y luego precipitarse hacia el mar, que es el morir, aquí el proceso se hace a la inversa y una vez convertidos en cerdos no hay demonio que los libre. Decía J. M. Carrascal que «los gallegos iban a Madrid a hacerse serenos o políticos». Los vascos históricamente han sido tres provincias con muy mala leche e idiosincrasia propia unidas por un idioma tan raro que no se sabe ni quién es su pariente más cercano, y ese es su tesoro, aunque es preciso decir que al ser escaso han tenido que añadir muchos palabros, muchas bagatelas que podían haber eliminado si su cabezonería no les hubiera impedido adquirir algunas joyas del tesoro de la lengua española. Los autonosuyos que nacieron dentro de la nación más grande que nunca ha existido reniegan del mestizaje, aunque no tienen ni puñetera idea de su pedigrí ni de que parte de su cuerpo es española o autonosuya. Y pasa que entre ellos abundan cojos, mancos, y muchos tuertos, con un mareante número de individuos que no saben ni de que está hecha la sopilla social de la disidencia nacionalista con que se alimentan. Como tengo cosas más importantes en que ejercitarme y sólo una vida marcada por la brevedad de los días que voy descontando, doy una idea para alguien que no valore su tiempo, ¡móntese una autonomía! En la Republica de Palomera, o en la Herrería de Santa Cristina, que todo se andará y a lo mejor lo hacen diputado no adscrito del sindicato del toca pelo… del seny palomero o herreril.
   Las fronteras patrias, el mosaico de las diferentes culturas que forman la España de hoy tiene unos límites claros que son el resultado de siglos de integración, y que hacen posible que nuestra identidad sea indiscutible fuera de nuestras fronteras. Es preciso decir que en España hay muchos cainitas que prefieren crear problemas en lugar de solucionarlos. A mí me han enseñado que somos una monarquía parlamentaria y que el rey es el jefe del Estado Español, y al mirar los libros de historia que tanto me gustan he visto que es verdad. Hemos tenido buenos y malos reyes, y presidentes del parlamento pizcas pajas lo mismo, aunque con una soberbia que nunca viene bien al pueblo que representan. Lo de nuestros dirigentes y sus promesas son como «las fantasías animadas de ayer y hoy» de la Warner, y eso de hacer que los catalanes cumplan la ley, que lo prometieron, suena a choteíllo, como así lo han parecido las alegres crónicas del virus don Simón, rojas y en tetrabrik teletrino, un buen paquete con una sarta de mentiras que quieren que todos nos bebamos para estar más contentos.