Antonio Pérez Henares

PAISAJES Y PAISAJANES

Antonio Pérez Henares


Los colocados

05/10/2019

Ahora les llamarán, para disimular, como les dé la gana, asesor, experto o puesto de libre designación pero desde siempre por nuestra tierra han tenido un nombre: los colocados. Eso es lo que desde chico he oído y sabido muy bien lo que era. Y que no es de hoy, ni de ayer, sino que viene incluso desde antes de Romanones y hasta de tiempos de los romanos que les llamaban «clientes». ¿O no han oído alguna vez por cualquiera de nuestros pagos o pueblos esta frase? «Pues a fulano le va muy bien, lo han colocaó en la Diputación» y quien dice allí dice en el Ayuntamiento, en la Junta, en la Mancomunidad o en el «Ente» de no se qué. Colocados por los madamases del partido y pagados con el dinero de los demás.
Nuevo desde luego no es. Y la práctica es general y continuada. Eso no lo puede negar nadie y no hay sigla política alguna que se pueda escandalizar porque ellos han practicado tales artes en cuanto las han podido practicar. O sea, en cuanto han pillado cacho o, mejor, han pillado cacho con la intención de poder hacer tal.
 Lo que corroe un poco más es que son estos que se presumían primigenios adanes, fue Podemos cuando pudo y es ahora Ciudadanos, en cuanto ha podido, quienes se han lanzado con absoluto descaro y desvergüenza a la faena. Ya sin ni siquiera disimular ni guardar siquiera mínimamente las formas. Los naranjas, en este aspecto, digamos que se están poniendo morados.
Ya lo perpetrado por las huestes de Girauta en la región –la entrega del poder municipal en Albacete, Ciudad Real y Guadalajara al PSOE– fue cosa de sonrojar y de poder acabar pagándolo muy caro, aunque aquí cuenta con el colchón de la incapacidad manifiesta del colocado también como líder del PP, Paco Nuñez, que a más no puede aspirar ni a menos su partido puede caer. Pero es que ya colocaditos los Cs en los poderes, a medias, es un decir, porque quien manda es Page en todo, en las dos capitales manchegas y a cambio de unas lentejas en la alcarreña, lo que han demostrado ser es lo que preconiza el aserto popular: ¿Quieres saber quien menganito? Pues dale un carguito.
 Y lo de Guadalajara ya ha sido la aurora boreal de la desvergüenza política. Dos de los concejales naranjas, ya puestos a colocar, pues ¿para que buscar fuera? Lo han hecho con la más cercana familia que pueda haber. Así que han colocado, con carguito y sueldecito, que para si quisieran muchos trabajadores de trabajar de verdad, el uno, Rafael Pérez Borda, primer teniente de alcalde, a su hermanito, Juan Antonio y el otro, Israel Marco Tejón, a su hermanita Esther. Y hasta han hecho un reajuste de ella aquí conmigo y tú allí con él, para que le salga la paguita un poco mejor. ¡Será por dinero, si es municipal!
 Para mayor recochineo, porque es también cosa de anotar, Juan Antonio Pérez Gorda había sido durante los pasados doce años de Alcaldía de Antonio Román asesor del gobierno del Partido Popular. ¡Toma ya! De hecho, la traición de los Pérez Borda a Román (si sus votantes entienden que a ellos también se verá el 10-N), en el último momento y cuando ya estaba apalabrado un pacto a la andaluza entre PP, Cs y el apoyo externo, sin entrar en el Gobierno, de Vox, fue para este particularmente dolorosa por la confianza depositada y el favor hecho durante más de una década.
Pero ya se sabe, las lealtades fenecen pero los colocados aspiran a serlo a perpetuidad. Da igual con quien. El nepotismo, de nipote: sobrino, que puede ser hermano, cuñado, primo o pareja sentimental, aspira, como poco, a la eternidad.