Alejandro Ruiz

EL REPLICANTE

Alejandro Ruiz


La frustración

05/01/2023

A falta de unas horas para que lleguen SS. MM. los Reyes Magos de Oriente, me viene el recuerdo imborrable de cuando les escribías una carta pidiendo tropecientos mil juguetes y al final siempre te traían lo que les salía de las pelotas. Más tarde entendimos que los Reyes Magos a veces no aciertan, y que tienen sus motivos. Por muy mágicos que sean Melchor, Gaspar y Baltasar en la mayoría de los casos no les dejan a los niños aquello que esperaban y el resultado es un aprendizaje para la vida sobre la base de la frustración.
La frustración es un sentimiento desagradable o doloroso que requiere un esfuerzo personal para cambiarlo por la aceptación y la asunción de la circunstancia inesperada que la ha causado en contra de nuestras expectativas, proyectos, ideas o deseos. Individualmente todos sufrimos en algún momento determinadas situaciones que nos generan frustración, pero también nos podemos frustrar de manera conjunta, como nación, como país, cuando llegamos a padecer determinados acontecimientos que producen en la población el sentimiento colectivo de decepción, enfado, desengaño o desesperanza.
Sentir como ciudadanos que aquél ingenuo espíritu de concordia y consenso de la Transición, que parecía romper con siglos de estupidez cainita de las dos Españas, no era más que un espejismo, y que prevalecen determinadas obsesiones hacia una visión exclusivamente retrospectiva de la política, sectaria y populista, de orientación hacia el pasado y sin rigor valorativo de los contextos históricos, necesariamente nos apuntala en la desilusión, difumina los sueños y fortalece la frustración colectiva respecto de las expectativas y los deseos de los españoles para mejorar nuestro país.
 No vamos a olvidar que el propio Gobierno, como primera estructura estatal encargada de salvaguardar la soberanía nacional del pueblo español y la "indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles", ha colaborado y se ha sometido a la voluntad de quienes pretenden lo contrario, con la reforma exprés del Código Penal que ha derogado el delito de sedición y rebajado el de malversación, lo que nos deja una percepción frustrante de peligro, impotencia y desilusión. Se constata así la incertidumbre y el general desconcierto de frustración colectiva con heridas profundas en el Estado de derecho y con traumas insalvables.
Solo nos queda pedir que los que se han portado mal durante el año no reciban juguetes, sino carbón, lo que probablemente también nos llevará directos a otra lamentable frustración cuando comprobemos que los bandarras vuelven a ser agraciados con los mejores regalos, como un triunfo electoral en mayo, un referéndum o el beneplácito del Constitucional.
Esto ya lo aprendimos de pequeños, al ver que algunos niños gamberros, traviesos que hacían barrabasadas, que no hacían los deberes o que le pegaban a todo el mundo, en vez de carbón, inexplicablemente, recibían de los Reyes Magos los regalos más apreciados e inalcanzables, como un Scalextric, el Ferrari-Payá teledirigido o una bicicleta Orbea. Frustrante.