Sonsoles Arnao

Tiempos de swing

Sonsoles Arnao


De barbacoas y cuñados

12/07/2021

Es posible que si el ministro de Consumo, Alberto Garzón, hubiese organizado una campaña, de esas que cuestan miles de euros, de sensibilización a la población sobre las recomendaciones de la ONU, la OMS y la FAO, para reducir el excesivo consumo de carne por las repercusiones para nuestra salud y la del planeta, no le hubiese salido tan exitosa. Es verdad que el ruido del cuñadismo chuletero, al que ha contribuido el propio presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha contaminado un debate serio y necesario, que en algún momento debemos tener en nuestro país. Pero a pesar del ruido, en dos días se ha hablado mucho más sobre esto que en años. Hoy sabemos más que ayer, sobre los efectos del abuso en el consumo de la carne procesada y carne roja en el sobrepeso, enfermedades cardiovasculares y la proliferación de algunos tipos de cáncer. Del uso masivo de antibióticos en la ganadería industrial (España es el país de Europa que más los utiliza) y cómo influye en la resistencia futura de la población a estos medicamentos. De la deforestación del Amazonas, de las emisiones de gases de efecto invernadero, de la amenaza contra la biodiversidad. Del desplazamiento y desaparición de los pequeños ganaderos en nuestras zonas rurales y su ganado de nuestros montes por las macrogranjas. En definitiva, de la necesidad de preocuparnos por los cambios en nuestros hábitos de consumo y alimentación. Al menos encender las alarmas, hablar de ello. Con el rigor científico y el sosiego político que requiere este tipo de debates contradictorios y puñeteros en términos de salud / economía. En realidad de lo que hay que discutir es de cómo y cuándo empezamos a cumplir esas recomendaciones si es que nos creemos lo del cambio climático. Porque no hay debate. Son obviedades con absoluta evidencia científica que en este ámbito nadie cuestiona. ¿Por qué entonces este escarnio contra un político valiente, responsable con sus obligaciones y coherente con el proyecto de gobierno y de país al que se debe? La política española empeñada en promocionar y premiar el cuñadismo militante, el chascarrillo frente al argumento, la soberbia de ignorantes en un atril a quienes solo les falta el cubata. O quizá no. Ya lo dijo aquel presidente neoliberal: «¿quién es la DGT para decirme cuánto puedo beber?» Hay políticos cuya genuflexión ante los poderosos nos avergüenzan a todos. Presidentes de Gobierno, alcaldes, ministras, haciendo el ridículo contradiciendo sus propios documentos y programas ante el cambio climático, los Objetivos de Desarrollo del Milenio e incluso la Estrategia España 2050 que Sánchez nos presentó como la hoja de ruta para el futuro de España. Convertir este debate en carne de chanza y meme por parte de un amplio abanico de políticos posiblemente estaba premeditado desde Moncloa. Aun así, el revuelo cumplió las expectativas que toda campaña se propone. Es posible que incluso más allá de lo esperado. Aunque no tanto como sobrevivir al anuncio de una remodelación del Gobierno. Quien sí ha sobrevivido es el ministro de Consumo, abrasado en barbacoas mediáticas y cuya cabeza se esperaba que rodase por las escalinatas de la nueva foto ministerial. El presidente tiene otras preocupaciones a su alrededor. No siempre se sale al punto, imbatible, de la barbacoa del partido.