Pilar Cernuda

CRÓNICA PERSONAL

Pilar Cernuda

Periodista y escritora. Analista política


Isabel Díaz Ayuso

17/09/2020

Isabel Díaz Ayuso no es una política que provoque entusiasmo por su gestión en Madrid, el coronavirus ataca con fuerza y ya ha anunciado que tomará medidas parciales de confinamiento. No llegó a la presidencia con una gran trayectoria de gestión detrás, era viceconsejera del gobierno regional pero con escasa capacidad de decisión. Cuando se produjo su nombramiento no contaba, ni de lejos, con el bagaje de sus antecesores Aguirre, Cifuentes o Ruíz Gallardón, y aunque ha puesto su mejor voluntad desde el primer día de su mandato, ha demostrado las carencias propias de una primeriza en un cargo que le quedaba grande. Por otra parte, los defectos se potencian cuando se preside la región en la que se encuentra la capital de España.

A todo ello se suma que el resultado electoral la obligó a formar una coalición con Ciudadanos, y su vicepresidente Aguado no ha desaprovechado la oportunidad para jugar a la contra. Se le nota de lejos que se cree con más méritos que su inmediata superiora para dirigir el Gobierno.

Ayuso, además de su buena voluntad, vocación política y un espíritu en el que la palabra cansancio no forma parte de su vocabulario, tiene a que lidiar con otro elemento más: la campaña brutal del Psoe y de sus satélites para presentarla como una inepta, inconsistente y superficial presidenta. El gobierno de Madrid ha estado en mejores manos, pero es indudable que hay otros presidentes regionales, algunos de ellos destacados socialistas, que merecen críticas más ácidas que las que recibe Ayuso por cómo ha enfocado la lucha contra el corona virus o tomado decisiones de tipo social, económico y de infraestructuras, por mencionar solo las más relevantes.

La presidenta madrileña acaba de presentar en la Asamblea el estado de la región. Hasta sus detractores reconocen que no ha salido mal parada. Porque el líder de la oposición Angel Gabilondo no estuvo acertado a pesar de que intelectualmente es superior a Díaz Ayuso, porque las presiones del Psoe para llegar a un acuerdo con Garrido han provocado lo contrario de lo que deseaban y el siempre díscolo vicepresidente ha apostado por la lealtad con Díaz Ayuso, y porque a pesar de que Ayuso no está en el top de la lista de los mejores dirigentes políticos, por lo menos ha demostrado que conoce los problemas que tiene que resolver y que es capaz de rebatir las cifras que le pretenden clavar como si fueran puñales.

Está “verde” todavía, le falta peso político, no ha sido capaz de limar asperezas entre los consejeros del PP y de Cs, se expresa de forma dubitativa, no demuestra el carácter y energía propios de un líder político… pero se esfuerza por mejorar. Los hay peores en el escenario político actual y sin embargo no existe una campaña contra ellos tratándolos de presentar como idiotas.

Cuidado con ese tipo de maniobras: existe el efecto boomerang.