Antonio Herraiz

DESDE EL ALTO TAJO

Antonio Herraiz


Nada que celebrar

27/03/2020

Estoy por abrir una botella de vino y pimplármela entera. Acabo de terminar un artículo de más de 700 palabras sin mencionar ni una sola vez la palabra coronavirus. Si logro acabarla, será, primero, por saltarme la cuarentena periodística que nos obliga estos días a hablar a cada instante del maldito bicho. Después, me servirá también como una forma de celebración virtual junto al Gobierno. ¿Veis como si es posible remar todos hacia el mismo lado? Ante los deslices sin importancia es mucho mejor el silencio que un contrapoder que advierta de los desmanes que se cometen en una situación extraordinaria para España. No es momento para la crítica, porque los que ahora están dirigiendo los designios de nuestro país se habrían sumado también a la arcadia feliz de Moncloa si estuvieran en la oposición. PSOE y Podemos jamás habrían denunciado la chapuza de los test defectuosos; se adquirieron con muy buena intención en un momento de máxima necesidad. ¿Qué suponen 9.000 pruebas inservibles -seguro que serán muchas más- cuando vemos cómo la gente está infectada sin saberlo pudiendo expandir el virus libremente? Ninguno de los miembros de la coalición habría afeado nada a nadie, a pesar las advertencias de la Organización Mundial de la Salud, de la Organización Mundial del Comercio, de la Unión Europea y otros que nos alertaron de lo que venía. Aquí la pandemia empezó el 9 de marzo. Podía haber llegado un día antes, pero era domingo y todos teníamos otros quehaceres mucho más importantes. Así se podría seguir, pero son nimiedades que no nos van a sacar de esta crisis, por lo que es mejor el silencio, hasta tal punto de callar los muertos, que ya no tienen opción de decir nada. La sistemática omisión de fallecidos -con el caso demostrado de Guadalajara- es debido a un error sin mala intención, como lo de los test. ¡Es momento de la lealtad con mayúsculas!, aunque la petición vaya dirigida en una sola dirección. ¿Qué os habéis creído? Los sanitarios de Albacete que han difundido el vídeo que demuestra la situación crítica de las urgencias de este hospital son unos manipuladores, que sólo graban cuando les interesa. Aquellas imágenes son de un momento puntual que no refleja para nada un escenario de control total. Además, todos tienen medios y material suficiente para no enfrentarse a la enfermedad casi con lo puesto. Como en las residencias de mayores. El que se atreva a decir lo contrario es un traidor y un enemigo de la patria y de esta región llamada Castilla-La Mancha.
Por cierto, el artículo que acabo de terminar y en el que no menciono la palabra coronavirus es un retrato de una joven directora de orquesta. En estos días de tanto sufrimiento y un dolor extremo, nos queda la música, tantas veces denostada en los planes educativos y en los programas de la administración. Como el bicho se nos ha incrustado como una sanguijuela, ningún colectivo es ajeno a esta situación. Actuaciones, conciertos, representaciones… Todo suspendido o aplazado hasta no se sabe cuándo.
En esos mensajes de esperanza -que nunca tienen que faltar-, nos dicen que vamos a salir de esta agonía siendo mucho mejores. Falta nos hace, porque habrá que trabajar mucho hasta recuperar la alegría. Éramos felices y no lo sabíamos. Ahora que voy acabando estas letras, he decidido no abrir la botella de vino. No hay nada que celebrar. Ya habrá tiempo cuando pase todo.