Pilar Gómez

MIS RAZONES

Pilar Gómez


Vacunas, vacunas, vacunas

19/04/2021

No hay más vía para superar la pandemia que la vacuna. No hay alternativa. Bien está que se mantengan todas las medidas de prevención en curso, que se guarden las distancias, que se use la mascarilla, que se prevengan aglomeraciones, contactos y toda esa enorme lista de cuidados que debemos cumplir en el día a día. Pero no hay más fórmula para escapar de la pesadilla que la vacuna. Lo estamos comprobando en los datos que emergen de las residencias, donde el proceso de inmunización de los ancianos está ofreciendo unas cifras espectaculares. Los contagios han caído hasta casi su extinción. 
Europa ha tenido, y tiene, enormes problemas con el suministro de las fórmulas salvadoras, con sus proveedores. Desde el primer momento se registraron contratiempos severos con Astrazeneca y con Janssen. Es preciso, al parecer, ponerse en manos de Pfizer como vía alternativa de salvación. Todo ello arrastra un retraso muy problemático en el plan de vacunación. España está sufriendo en forma dramática estos retrasos en las entregas. El ritmo de administración de antídotos se ha ralentizado hasta casi su extinción. 
Los grandes centros habilitados en Madrid para proceder a la vacunación están paralizados por falta de material. Cruzados de brazos están los sanitarios, a la espera de que lleguen las entregas prometidas. Isabel Díaz Ayuso ha propuesto que las empresas privadas puedan comprar sus propias vacunas y suministrar así las necesarias dosis sus empleados. El Gobierno central ha vetado la sugerencia, como hace siempre con lo que plantea Madrid.
El objetivo es vacunar y no se está haciendo. Y las perspectivas, aunque Sánchez insista en que el calendario se mantiene, no resultan optimistas. En su visita a un centro de laboratorios en Cataluña, el presidente del Gobierno español se comprometió a que llegarán a nuestro país 87 millones de vacunas antes de septiembre. Un brindis al sol puesto que este anuncio depende de circunstancias ajenas y externas. Vacunar es la única salida y el Gobierno español, como otros europeos, no están actuando con la diligencia, inteligencia y agilidad que la situación requiere.