Francisco Javier Martínez

CARTA DEL DIRECTOR

Francisco Javier Martínez


La despoblación en las elecciones

26/05/2019

La provincia volverá a perder electores cuatro años después. Parece que es el sino de una tierra, otrora cuna de conquistadores y grandes hombres y mujeres y ahora condenada al ostracismo por un sistema que expulsa a los territorios rurales en favor de las grandes urbes y sus cinturones con una sobrepoblación galopante. Cuando se abran los colegios electorales el próximo domingo, los censos registrarán 6.500 electores menos, lo que se traduce en que los ayuntamientos también perdieron 46 concejales.
Ahora es cuando la ciudadanía vota a la primera línea de resistencia de la clase política frente a la despoblación. Los concejales, alcaldes, diputados provinciales y diputados regionales son los que verdaderamente deben combatir cuerpo a cuerpo el fenómeno de la despoblación y hacer atractivos sus respectivos territorios para que la población arraigue y no emigre para convertirse en un número más en la ciudad. Esos hombres y mujeres al frente de las instituciones municipales, provinciales y autonómicas son los verdaderos protagonistas en el campo de batalla, que tendrán que estar bien cubiertos por las autoridades nacionales y europeas, pero que conviven día a día con el envejecimiento de la población, la baja natalidad y la emigración de los jóvenes.
Llevamos mucho tiempo, demasiado, sin hacer nada ni encontrar la fórmula mágica que revierta una situación abocada al desierto humano. En el mandato que comenzará el próximo mes de junio no hay excusas que valgan para afrontar el problema de la despoblación, por lo que los votantes deberán pensarse muy bien en quien delegan esa responsabilidad y se tendrán que preguntar si serán capaces de sacar adelante esta empresa tan ardua. Para ello, tendrán que olvidarse de las promesas en campaña que luego duermen el sueño de los justos en algún cajón olvidado.
Muchos políticos prometen la implantación de internet rápido en los rincones más inhóspitos, sin percatarse que hasta que esa población demande Internet, antes exigirá unos servicios básicos dignos, como puedan ser médicos, carreteras, colegios... y hasta comercios y bares. No empecemos la casa por el tejado y asentemos primero unos buenos cimientos para fijar a la población, que para hacer negocios tiempo habrá.
Como ve, querido lector, insisto en mis artículos sobre la despoblación, pero es que estamos en un tiempo crucial para el futuro de esta provincia y parece que los políticos actuales esperan que el problema se solucione por ciencia infusa y son ellos, o después del domingo sus sucesores, los primeros que se tienen que poner manos a la obra.