Finalizada la Cumbre del Clima de Madrid y tras una breve escala en Turín (Italia), Greta Thunberg regresó el pasado fin de semana a casa, pero no lo hizo sin polémica. Como la activista sueca de 16 años no utiliza el avión, realizó el viaje a Estocolmo en tren, y fue precisamente una foto dentro de un vagón lo que ha generado una nueva polémica en torno a su persona.
Viajando en trenes abarrotados a través de Alemania. ¡Finalmente estoy de camino a casa!, escribió la adolescente el pasado sábado en sus redes sociales junto a una foto en la que se le ve sentada en el suelo rodeada de maletas.
En seguida, tanto las redes sociales como los medios de comunicación se hicieron eco de la imagen y del encontronazó que surgió entre la activista y la Deutsche Bahn -empresa que gestiona los ferrocarriles alemanes-. 
En un primer momento, la cuenta de Twitter de la compañía germana comenzó por desearle un buen viaje y apuntó que el consorcio sigue esforzándose por poner más asientos y trayectos.
Sin embargo, ese mensaje fue borrado, para ser sustituido por otro en el que la empresa de ferrocarriles afeaba a Thunberg que no informase «del trato amistoso y competente» que recibió «de nuestro equipo en tu asiento de primera clase».
Esta respuesta generó miles de reacciones contra la joven, convertida en icono ecologista y nombrada Persona del año por Time.
Horas después, Greta aclaró el equívoco: su tren original, que debía ir directo de Basilea a Hamburgo, fue cancelado, por lo que tuvo que hacer varios transbordos hasta alcanzar Gotinga, donde sí que obtuvo un asiento.
A partir de la ciudad de Kassel viajó en primera, sin que la joven especificase si era porque su billete original pertenecía a esa clase, o si la Deutsche Bahn había reacomodado a algunos pasajeros allí a falta de asientos en segunda.