«El olivar está abandonado por las administraciones»

Jonatan López
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Entrevista con Gerardo González Bello, miembro del Comité Ejecutivo de Asaja Cuenca y responsable del sector olivarero en la provincia

«El olivar está abandonado por las administraciones» - Foto: Reyes MartÁ­nez

No es uno de los cultivos más extendidos en la provincia, ni siquiera el que más rentabilidad genera para el que lo produce, pero el olivar está asociado a la provincia como los molinos de viento a La Mancha. En un porcentaje muy alto, todos los municipios de las comarcas conquenses han cultivado históricamente olivos para extraer posteriormente el aceite. Oro líquido que sustentaba la economía familiar y que pasaba de generación en generación. Quien más quien menos disponía de una pequeña explotación olivarera a la que sacar rendimiento cada año. Así sigue siendo hoy en día, puesto que la mayoría de las parcelas siguen cultivándose de manera tradicional y se cosechan como se ha hecho siempre, a mano. Bien es cierto que las grandes explotaciones, muchas de ellas ubicadas en La Alcarria, han hecho uso de la mecanización para abaratar los costes y acelerar la recogida. No obstante, y a pesar de que las últimas campañas han tenido diferentes resultados en función de la meteorología, las tormentas de este invierno han agravado la situación de un sector que ya venía tocado por la especulación de los precios, la práctica ausencia de un plan para el olivar tradicional de bajo rendimiento y la baja rentabilidad para sus productores. Gerardo González Bello, responsable del sector en Asaja Cuenca y miembro de su Comité Ejecutivo, repasa el estado actual del olivar conquense. 

¿Cuál es la situación del olivar tras los graves destrozos que causó el temporal Filomena y las posteriores heladas? ¿Qué consecuencias graves sufrirán los árboles y cómo condicionarán las campañas venideras? El daño que teníamos es el que tenemos. El olivo no se ha recuperado. Tenemos en torno a un 15 o 20 por ciento de olivares que sufrieron con ‘Filomena’ lo que no está escrito y se han secado. Después de aplicar tratamientos y demás, algo se ha recuperado, pero hay otros que no tienen solución. Cada olivo es un mundo. Hay árboles que se van a tener que cortar enteros, a otros le hemos quitado la rama de la cabeza y le hemos dejado el tronco pelado. A rezar y esperar que brote. El procedimiento es el de cortar el olivo entero, dejar la cepa y que pueda echar vestugos –renuevos o brotes del olivo–. Se dejarán varios y habrá que acomodar el árbol para volver a coger olivas. Estamos hablando de ocho años mínimo. En la Alcarria tenemos en torno al 20 por ciento de árboles que tienen un daño irrecuperable, sobre todo en las zonas más hondas. Los hielos se cebaron más ahí e hicieron mucho daño. 

Varias instituciones prometieron estudiar las pérdidas y compensar con una línea de ayudas. ¿Han mantenido conversaciones con alguna de ellas? ¿Se han concretado subvenciones? Estamos a la espera de tener una reunión con el presidente de la Diputación Provincial, nos dio palabra de que nos íbamos a juntar y estamos a la espera de tener la reunión con él. En cuanto a la Junta de Comunidades, el consejero de Agricultura, Agua y Desarrollo Rural, Francisco Martínez Arroyo, anunció que iba a haber unas ayudas cercanas a los 18 millones de euros, destinados a atender los daños en zonas donde hubiera más de un 50 por ciento de daño para la producción del año que viene. Eso aún no se ha publicado y, por tanto, no podemos valorarlo. Desde Asaja le hemos pedido que explique el tema y que se publique en el Diario Oficial de Castilla-La Mancha con las ayudas que habrá.

¿Cuántas hectáreas calculan que existen dedicadas al cultivo en la provincia? La provincia tiene entorno a las 40.000 hectáreas de olivar. Están muy diseminadas por todas las comarcas. Allí, en las zonas en las que no había, se han puesto olivares nuevos, que por cierto han sufrido el invierno todavía más. Muchas son pequeñas explotaciones familiares que no superan la hectárea.

¿Cuáles son las características de la aceituna que se cultiva en el territorio? ¿Cuantas almazaras existen actualmente en Cuenca? Es una variedad autóctona a la que llamamos verdial o verdeja. Es una aceituna que es más redonda respecto a otras y no es tan grande o tan alargada como la picuda. Entre almazaras y cooperativas hay cerca de una veintena.

¿Son suficientes la línea de ayudas acopladas para el olivar de bajo rendimiento? ¿Cómo va a afectar la PAC al sector? De momento, no se sabe. No sabemos como va a salir la nueva PAC. Se comenta que el olivar tradicional, el de toda la vida, va a tener una ayuda, pero  a ver como sale. No está publicado y no se sabe la cuantía. Tenemos una gran incertidumbre y estamos muy pendientes del tema. Ahora mismo, con la situación que tenemos y la agravación de la tormenta ‘Filomena’, estamos en una problemática muy grande. Este sector está muy castigado, por los precios, las pocas ayudas y demás y, para algunas zonas concretas, esto es un caos, una catástrofe. Para el que tiene 20 hectáreas de olivos y se han dañado tres, tendrá su tanto por ciento de pérdidas correspondientes, pero para el agricultor que tiene una plantación nueva y se ha dañado entera supone una barbaridad de años sin producción.

 ¿Sigue siendo competitivo cultivar aceituna ecológica? ¿Las ayudas derivadas compensan al agricultor? En la Alcarria, el olivar ecológico está por encima del 50 por ciento. No compensan las ayudas derivadas porque son muy pequeñas. Estamos hablando de que 200 euros por hectárea se gastan en los tratamientos especiales que hay que llevar a cabo. Es una ruina. El diferencial de la ecológica en este año ha sido de ocho céntimos de euro el kilo. 

En los últimos años se viene produciendo una bajada progresiva de los precios en origen. ¿Por qué se ha llegado a esta situación? Cuando los agricultores entregamos la cosecha a las diferentes almazaras, los precios estaban bajos. Es cierto que hemos cobrado un poco mejor que el año pasado, pero el aceite después de estar en manos de las almazaras y cooperativas es cuando ha subido. Espero que alguna cooperativa se porte con sus socios y cobren un poco más. 
Los agricultores no hemos hecho nada, lo único que hicimos fue producir. Los temas de comercialización no los tocamos, solo somos productores y los transformadores a veces tampoco. Son las grandes marcas las que suben o bajan los precios, importan más o menos, pero el agricultor no lo sabe.

De hecho, las organizaciones agrarias (Asaja, UPA y COAG) mantienen su lucha contra la especulación que hay en la cadena de distribución. Totalmente. Eso ya no es solo en el olivar, sino que pasa también en el girasol. El agricultor vende y cuando está en manos de los intermediarios y de las fábricas es cuando lo ha subido, en el momento en el que el productor solo tenía en el campo entre un 10 y un 15 por ciento de la producción. 

Se dice que el aceite de Cuenca es de tal calidad que empresas foráneas lo compran para mezclarlo con sus aceites o trasladarlo en cisternas y venderlo posteriormente a distribuidores italianos, que a su vez lo comercializan en Estados Unidos bajo su etiqueta. ¿Es eso cierto? Tarragona y Andalucía. Un día sí, y otro también, se ven cisternas que compran el aceite y se lo bajan a Andalucía. Nuestro aceite tiene más fuerza que otros. Lo mezclan y lo comercializan como a ellos les interesa. No sería la primera vez que pasa que se lo llevan para transportarlo a Italia y allí lo comercializan incluso a Estados Unidos. Es aceite de España, de Castilla-La Mancha y de Cuenca. Italia no ha estado pagando aranceles como España e incluso llegaron a comercializar más cantidad. 
¿Existe reemplazo de agricultores para asegurar el futuro del olivar? Cada vez menos y, en cambio, cada vez más se produce que la gente que se incorpora es gente que no está en el medio. Hay agricultores que incorporan a la hija que está estudiando en Barcelona, o al hijo que está en no sé dónde. Diría que el relevo generacional se está produciendo en algunos pueblos y en otros no, porque no hay jóvenes y si nos lo hay quién se va a incorporar. En pueblos como el mío –Villalba del Rey– en los que aún hay jóvenes, si que se va incorporando alguno. Hay otras comarcas en las que no se está incorporando nadie, porque no existe juventud. Gente que quiera venir de la ciudad a trabajar aquí hay poca. Comprar tierras o hacer inversiones importantes tiene un coste elevado y ahora mismo no está la cosa para eso.

Con todo lo que ha expuesto anteriormente, ¿puede decirse que el olivar conquense está en serio peligro? En esta provincia, el olivar está abandonado por las administraciones. De hecho, en todas las reconversiones que hemos hecho no nos han dado ni un duro. Todas las hizo el productor, todas las modificaciones para tratar de modificar el olivar las hemos hecho los agricultores. Sin ninguna ayuda. No solo hablamos del olivar, si no del abandono en el medio rural. Me hace gracia cuando se habla de inversiones, pero no nos llega nada. No digo que nos den ayudas directas, pero al menos atender lo que tenemos. Aquí, la manera de mantener la población, es mantener el olivar. Si no tenemos olivar, en qué vamos a trabajar y de qué vamos a vivir. No nos atiende nadie. Hablan de la Ley de Desarrollo Sostenible para el Medio Rural, pero yo no le veo la punta. Que a un pueblo o a un ayuntamiento le pongan Internet pues está bien, pero es que estamos abandonados y así no vamos a ningún lado. Cerca de 40.000 hectáreas de olivar es muy poco y no tiene ningún interés para la clase política. No somos votos. Defender al medio rural es defender a sus habitantes y a las vías que tenemos para producir, para trabajar y generar empleo.