Contradicciones hasta el último momento, anuncios, rectificaciones, retrasos y tensión, sobre todo, mucha tensión es lo que hubo ayer de principio a fin en la reunión protocolaria entre el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el líder de la Generalitat, Quim Torra, en la cita que tuvieron en el Palacio de Pedralbes de Barcelona previa al Consejo de Ministros que se celebra hoy en la Ciudad Condal. Un encuentro en el que coincidieron en abrir la puerta al diálogo efectivo, después de admitir que existe conflicto.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el jefe de la Generalitat, Quim Torra, constataron ayer «diferencias notables» sobre el origen, la naturaleza y las posibles soluciones al conflicto en Cataluña, pero acordaron mantener las vías de diálogo entre los dos Ejecutivos. 

En rueda de prensa tras la reunión en el Palau de Pedralbes de Barcelona, la portavoz del Govern, Elsa Artadi, explicó que pactaron un comunicado conjunto en el que afirman que «comparten por encima de todo su apuesta por un diálogo efectivo que vehicule una propuesta política que cuente con un amplio apoyo en la sociedad catalana». Los dos Ejecutivos asumen la necesidad de seguir potenciando los espacios de diálogo que permitan «atender las necesidades de la sociedad y avanzar en una respuesta democrática a las demandas de la ciudadanía de Cataluña». Eso sí, no se especifica que sea dentro de la legalidad.  

Sánchez y Torra abren la puerta al diálogo - Foto: GOVERNAdemás, Generalitat y Gobierno, que se volverán a ver en enero, pactaron que estos propósitos sean «en el marco de la seguridad jurídica», destacando que la vía del diálogo requerirá del esfuerzo de todas las instituciones, de los actores políticos y de la ciudadanía. 

Las dos Administraciones discreparon sobre si la cita era una cumbre de Ejecutivos o una reunión entre presidentes, y el comunicado conjunto se limita afirmar que ha sido una «reunión entre el presidente del Gobierno y el de la Generalitat y miembros de ambos Gobiernos».  

Tras la cita, Torra agradeció a Sánchez que accediera a «hablar de todo» y le pidió un «pacto de Estado» para «desfranquizar» España y «aislar a la extrema derecha».

Por su parte, el presidente defendió «abrir una nueva etapa en la que la confrontación dé paso a la concordia», reivindicando el «diálogo» frente a la «gesticulación y el ruido», así como que «juntos hemos llegado siempre mucho más lejos».