Tradición ceramista abierta a la innovación

V.M.
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El ceramista Luis del Castillo muestra su faceta más experimental en una exposición que puede verse en el Edificio Iberia

Luis del Castillo, junto a una de las esculturas que expone en el Edificio Iberia. - Foto: Reyes Martínez

El Edificio Iberia de la capital alberga hasta el próximo 12 de diciembre una interesante exposición del maestro ceramista conquense Luis del Castillo (1955), un total de 59 obras que constituyen, según él mismo reconocía a este diario, «mi exposición más personal».

Se trata de 40 cuadros y una veintena de esculturas donde el artista asegura haberse redescubierto a sí mismo y en las que no cesó de experimentar con nuevas técnicas y materiales después de meses de intenso trabajo en su taller de La Melgosa.

Perteneciente a una larga dinastía de alfareros conquenses -él representa a la sexta generación de la saga-, donde sus predecesores se distinguieron por la elaboración de tinajas y más tarde por piezas de alfarería de contrastada calidad, su producción se caracteriza por un afán de innovación y experimentación vinculado con el desarrollo de nuevas técnicas y el trabajo con diversos materiales, texturas y formas, algo patente en esta muestra, donde no faltan diferentes versiones del característico Toro Ibérico de Cuenca y de sus Meninas.

Del Castillo comentaba a La Tribuna de Cuenca que debido a la pandemia muchos trabajadores del  taller están incluidos en un ERTE y sus hijos se marcharon fuera a realizar otros encargos, por ello al haberse paralizado la producción comercial él aprovechó esa circunstancia para centrarse de lleno en estudiar nuevas técnicas. 

Si para nuestra empresa ha sido un año muy malo, como para la mayoría de los artesanos -precisaba-, personalmente el haber tenido a mi disposición el taller junto a casa todos los días me sirvió para centrarme en algo que siempre había querido hacer: investigar con nuevos esmaltes, barros refractarios, gres, tierras, comportamientos con óxidos de alta y baja temperatura, incluso hay algunas piezas que llevan hasta cinco cocciones diferentes con distintos tipos de esmaltes; además hay una parte muy pictórica donde he utilizado bastante la espátula, algo que también me apetecía mucho a nivel creativo… digamos que me he permitido hacer muchos ensayos y pruebas que a nivel experimental ya había realizado a menor escala hace años, junto a otros compañeros ceramistas».

Esa tendencia a la investigación confiesa que le ha llenado mucho desde el punto de vista creativo, alejado de la línea de producción más encaminada a tiendas de souvenir y confía en que al público también le cautive el resultado final de estos trabajos.

La exposición se divide en una parte figurativa y otra abstracta, «de hecho me interesa mucho la abstracción, cuando apenas tenía 19 años realicé todo el archivo que se elaboró del Museo de Arte Abstracto de Cuenca y de la Colección de Fernando Zóbel durante mi etapa como fotógrafo, antes de regresar años después a la tradición familiar de la cerámica».

Esta exposición, que inauguró el vicepresidente del Gobierno regional, José Luis Martínez Guijarro, junto el alcalde de Cuenca, Darío Dolz y la delegada de la Junta de Comunidades en la provincia, María Ángeles Martínez, es un claro ejemplo de cómo el artista ha trasladado sus conocimientos y estudios a la hora de abordar el trabajo de  la forma o los materiales de esa singular innovación como ceramista.

Finalmente, Luis del Castillo confía en que a en un futuro próximo pueda recuperarse la actividad normal del taller, pero reconoce que «esta línea novedosa ya la he adoptado y todo lo aprendido a lo largo de este año y medio me va a permitir continuar ese proceso de creación», en ese sentido confiesa que cada una de estas piezas es resultado de una esmerada y minuciosa dedicación, donde el tiempo invertido en cada una no importaba.