Fernando Lussón

COLABORACIÓN

Fernando Lussón

Periodista


En el ojo del huracán

13/01/2022

El comisario jubilado José Manuel Villarejo ya anunció que se convertiría en un enemigo del sistema político nada más ser detenido y desde entonces ha cumplido con su amenaza. Sus declaraciones públicas y en las salas de vistas son tantas y tan variadas que resulta difícil deslindar las que son verdad de las que lo son tanto, las que obedecen al ejercicio de su derecho de defensa y las que ponen de relieve tramas de corrupción que ha conocido a lo largo de sus años de trabajo con distintos gobiernos en los que habría actuado como 'agente encubierto' como le gusta definirse, en los que ha realizado servicios en las cloacas del Estado, que también ha aprovechado para su enriquecimiento personal a base de espiar y grabar las conversaciones que mantenía con todo aquel que se le acercaba.   

Muchas de las acusaciones que realiza Villarejo no se sustentan en pruebas porque, afirma, le han sido requisadas en los registros e investigaciones a que fue sometido. Pero muchas de las conversaciones grabadas y la documentación que conservaba han servido para provocar un sinfín de terremotos políticos. Empezando por la grabación realizada a Corina Larssen sobre la donación del dinero procedente de Arabia Saudí, que ha tenido mucho que ver con la situación actual del rey emérito, y que ha servido de sustrato para muchos ataques a la institución de la Corona.  Y siguiendo porque sus labores para importantes presidentes de empresas del Ibex-35 para frenar opas y realizar labores de espionaje sobre la competencia ha puesto en entredicho la forma de operar de los máximos responsables de algunas de las empresas punteras del sistema financiero e industrial español, que están pendientes de pasar por las salas de vistas.  

Villarejo, que lo mismo se precia de tener línea directa con los servicios secretos de países extranjeros que presuntamente ha realizado trabajos para mariditos,  o competía en algunos casos con el Centro Nacional de Inteligencia, se jacta también de haber colaborado con la policía patriótica, organizada en el seno del Ministerio del Interior, bajo el mandato de Jorge Fernández Díaz, dedicada tanto al espionaje como a la elaboración de información trucada sobre los independentistas catalanes o Podemos.  Sus últimas declaraciones relativas a que al CNI se le fue de las manos el control de la célula islamista que causó los atentados de Las Ramblas y Cambrils, porque quería dar "Un susto" a los independentistas catalanes que se encontraban ya inmersos en la organización del referéndum ilegal del 1-O, han desatado una nueva tormenta política a pesar de que no las sustentó con ninguna prueba. Pero el comisario jubilado ha cumplido con su objetivo de esparcir sospechas y ha abierto una nueva brecha entre el Gobierno central y el catalán. El Partido Popular sabe también de las maniobras y de los encargos que realizó a Villarejo cuyas grabaciones relacionadas con la operación Kitchen son jugosas, aunque puede que no tengan traducción en el ámbito judicial. Jueces y fiscales que también han sido grabados y sus conversaciones difundidas como aviso a navegantes. Afortunadamente, Villarejo, que parece relacionado con todos los casos judiciales más relevantes, carece de credibilidad, lo que se ha ganado a pulso. Y de pruebas.