Ángel Villarino

RATAS DE DOS PATAS

Ángel Villarino


Nacionalismo serbio: lo que nos faltaba

08/01/2022

Hay que estar realmente intoxicado por los gases nocivos de la política para transportar al ruedo ibérico una polémica como la de Novak Djokovic en el Open de Australia. Pero lo ha acabado haciendo Vox y luego se le han sumado otros por los flancos. Lo esperable, vaya. La verdad es que el tipo de partido político en el que ha acabado convirtiéndose la formación de Santiago Abascal encaja a la perfección con el tipo de cosas que representa Djokovic en Serbia. Maneras de ver el mundo que allí, como en otros muchos países de Europa del Este, son ya las de la mayoría.
Djordje Djokovic, el hermano del tenista, dejó esta misma semana unas declaraciones que resumen la  mentalidad con bastante claridad. «Novak es Serbia y Serbia es Novak. Están pisoteando a Novak y, por tanto, al pueblo serbio. Quieren ponerlo de rodillas, pero no solo a él, sino también a nuestro país. (...) Somos un pueblo serbio orgulloso, cuyo representante e ídolo es nuestro Novak. No se rendirá».
La familia Djokovic pretende convertir la política sanitaria australiana nada menos que en una conspiración para destruir la nación serbia, de la misma manera que algunos intentan hacer pasar la prohibición por una alambicada maniobra del globalismo con el objetivo de conseguir no sé cuántas estupideces. Son argumentos tan imbéciles que resultan complicados de rebatir.
En cualquier caso, el nacionalismo serbio es uno de los engendros más irracionales, delirantes y destructivos que ha creado Europa en los últimos cincuenta años. Que haya gente aquí hablando el mismo idioma es una razón más para preocuparse. Y ya llevamos unas cuantas.