Una España que avanza a distintas velocidades

Agencias
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Madrid, Barcelona y Castilla y León vuelven a abrir tímidamente las terrazas, mientras las playas reciben a sus primeros bañistas

Una España que avanza a distintas velocidades - Foto: Isaac Buj

Después de 73 días y 10 semanas de confinamiento tras el decreto del estado alarma, ayer 11 comunidades autónomas, además de Ceuta y Melilla, entraron en la fase 2, así como algunos territorios de otras, lo que supuso que 22 millones de personas ya están en la nueva etapa avanzada, y el resto empezaron, por fin, a disfrutar de, al menos, las medidas de alivio previstas en el escalón de la fase 1.

Tras la decisión del Ministerio de Sanidad de autorizar el paso a la fase 1 de la Comunidad de Madrid, Barcelona y su área metropolitana y las capitales de provincia de Castilla y León, un 53 por ciento de los españoles dieron un salto que han esperado durante más de dos meses de confinamiento que solo pudieron romper hace tres semanas para pasear dentro de unos horarios muy limitados.

 La desescalada se vivió ayer con un gran optimismo en toda España, pero especialmente en aquellos municipios que alcanzaban la fase 1 y que veían la luz al final de este triste túnel. En este sentido, eran muy significativas las terrazas de Madrid que, aunque con un aforo limitado al 50 por ciento, los ciudadanos respondieron mostrando su alegría al compartir con amigos una caña y un poco de conversación después de tantos días confinados y de tantas vidas cortadas por el terrible avance del coronavirus.

Pese a las ganas de los madrileños, la realidad fue que tan solo tres de las 19 terrazas de la Plaza Mayor abrieron al público. La asociación Hostelería Madrid cifró en un 10 por ciento la apertura de las terrazas en la fase 1 de la desescalada.

Una sensación muy similar se vivió en las tiendas, en los centros comerciales, en museos, bibliotecas y salas de exposiciones que abrieron respetando las medidas de seguridad y de aforo para evitar los contagios. No obstante, la vuelta no fue total y, en el caso, por ejemplo, de los grandes museos nacionales la reapertura no será hasta el mes de junio y con unos severos condicionantes para evitar que el virus se siga propagando. Un ejemplo de este espíritu por recuperar la normalidad fue el de las 68 personas que visitaron el Real Jardín Botánico que abría sus puertas y volvía a mostrar todas sus excelencias.

Además, esta fase permitió la apertura de los grandes parques de Madrid, que permanecían cerrados para evitar aglomeraciones, y que se sumaron a los recintos de distrito con menos dimensiones.

De esta forma, la vida volvió a fluir, y con un ambiente hasta festivo en alguna zona de los parques de El Retiro, Madrid Río, Casa de Campo, Fuente del Berro, Capricho, Juan Carlos I, Rosaleda, Valdebebas, Finca Tres Cantos, Parque del Oeste, Oriente, Dehesa de la Villa y Lineal del Manzanares.

Más afortunados fueron las localidades que entraron en la fase 2, donde ya se permitía abrir con mayor aforo los bares y restaurantes e, incluso, pasar a su interior, aunque con restricciones.

Según la patronal del sector, en estas regiones reabrieron cerca del 30 por ciento de los establecimientos, y confían que el porcentaje suba conforme avance la semana y ronde el 50 por ciento al final de ella.

También, muchas playas del litoral español vivieron un día de afluencia de miles personas que acudieron a tomar el sol y a darse un baño, tal vez, el primero de esta temporada y el que recordarán durante muchos años tras tantos días confinados en sus hogares.

La alegría de saludarse, tomar un café, conversar y recuperar de nuevo la normalidad resultó muy gratificante, incluso no faltaron las lágrimas en muchos reencuetros y el recuerdo de amigos que, tras este paréntesis, se han quedado atrás y no han podido superar la crisis de este virus desconocido.

Pese a todo, las autoridades no renunciaron a un severo control de accesos en las principales estaciones de Metro y en el uso obligatorio de geles de hidroalcohólicos, mascarillas en transportes y en espacios públicos donde resulta difícil guardar la distancia de seguridad personal y en pedir prudencia y mucha atención para evitar un rebrote de consecuencias desconocidas.