Del mostrador a las redes sociales

Jonatan López
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La Librería Toro Ibérico de la capital y la Panadería Barón de Castejón adaptan sus estrategias comerciales para proporcionar sus productos a los clientes a través de las plataformas digitales y seguir subsistiendo como empresas

Del mostrador a las redes sociales - Foto: Reyes Martínez

«Es en la crisis donde nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias». Esta famosa frase del físico alemán Albert Einstein bien podría aplicarse a los comercios y negocios que han visto una oportunidad en medio de las dificultades y se han adaptado a las nuevas costumbres comerciales.   

Cierto es que el impacto económico que se deriva de la epidemia está siendo ruinoso para muchos sectores comerciales y empresariales, pero hay quien piensa que, antes de bajar los brazos, es posible adecuarse al comportamiento de los consumidores y seguir ofreciendo a sus clientes sus servicios y productos. 

Es el caso de la empresa que gestiona la Imprenta y Papelería Eurográficas y la Librería Toro Ibérico de Cuenca, y la Panadería Barón de la localidad alcarreña de Castejón. Ambos negocios son un buen ejemplo de compromiso con sus clientes y de poner empeño y trabajo ante esta situación tan drástica y repentina que le ha tocado vivir a la sociedad.

Del mostrador a las redes socialesDel mostrador a las redes socialesBetsellers por encargo. «Hemos tenido que adaptarnos y tomar esta decisión. Nunca nos habíamos visto en la necesidad de adaptarnos al comercio electrónico», cuenta la gerente de Eurográficas y la Librería Toro Ibérico, Verónica Rojas, que explica que la empresa –cuenta con una experiencia de 25 años– ha preparado dos plataformas para la librería (www.libreriatoroiberico.es) y la imprenta y papelería (www.eurograficasimprentaypapeleria.es) para atender a los más de 4.000 clientes que tenemos». 

La plataforma on line permitirá que el usuario pueda recibir el pedido a domicilio o lo recoja en la tienda y pague con tarjeta de crédito o en metálico. «No supone un coste extra para el cliente y estoy segura de que va a funcionar en Cuenca», manifiesta la gerente, que asegura que hay clientes que «nos preguntan por un determinado libro que ya han visto por Internet y que tienen en su bandeja de pedidos. A esa gente queremos darle el mismo servicio en esta ciudad y con un trato directo, puesto que esa plataforma no puede competir. Gracias a la ley del libro podemos decir que no somos más caros que esas plataformas». 

Otra de las ventajas, señala Rojas, es  la opción de adquirir una determinada publicación que acaba de salir. «Hay un contacto directo con el cliente para que sepa que ese libro está en tienda, ya que hemos hecho previamente una selección de más de 3.000 unidades para la campaña de Navidad. Va a ser incluso más rápido y se generará economía en nuestra ciudad», afirma. Los clientes también dispondrán de un enlace para que soliciten un pedido «sin necesidad de hacer un pago de esos productos. Es un método muy cercano para los que nos visitan de los pueblos de la provincia y de la capital», añade la encargada, que recuerda que la plataforma ha tenido un coste importante, pero «al final, si nos confinan de nuevo, tendremos que seguir luchando y trabajando. No se puede cerrar. Ningún comercio se lo puede permitir ya».

Ricos dulces a domicilio. Para la Panadería Barón, de la población alcarreña de Castejón, la pandemia ha sido otro problema añadido al que sufre la Serranía y la Alcarria conquense: la despoblación. De hecho, actualmente efectúan varias rutas diarias por pequeñas localidades conquenses para llevarles el pan a sus vecinos. No obstante, este negocio familiar –con 70 años de historia– se reinventa para vender sus ricos pasteles y dulces por la comarca y por toda la geografía nacional.

En la actualidad venden a través de su página (www.panaderiabaron.com) a localidades de Barcelona, Málaga, A Coruña y numerosos municipios de la provincia. Lo que más se demanda son rosquillas de aguardiente, algo que «no se hace en otros sitios y que le encanta a la gente».

«Si esto sigue creciendo y llegan más pedidos, qué menos que dar trabajo a gente de alrededor y que pueda haber empleo para más gente», dice la diseñadora María Barón, hija del matrimonio que regenta la panadería, que cuenta que su madre también realiza cursos y su hermano trabaja en el negocio.».

El tráfico de pedidos, comenta la experta en marketing, llega «sobre todo a través de facebook. El target está entre 35 y 60 años, que son  precisamente las personas que tienen mayor arraigo a Castejón». Muchos, por la pandemia, no han ido en verano «y se acuerdan del olor de la panadería. Compran los productos y de 12 a 24 horas, como mucho, lo tienen en su domicilio».

No se trata de vender en grandes cantidades, ni mucho menos, sino proporcionar la exquisita bollería a demanda  y con ingredientes de primera calidad, caso de harinas de Cuenca o huevos de la comarca. «Con todo el proceso que hay detrás se consigue que otras personas también ganen dinero y, al final, la economía fluya mucho mejor», expone.

Precisamente, en estos meses de confinamiento han notado que la demanda crecía «porque la gente no podía salir de casa. Hacía un pedido por la tarde y por la mañana lo tenía en la puerta de su casa. Pedir on line a un supermercado o hacerlo a una panadería como Barón tarda el mismo tiempo. Además, está más bueno, es más natural y más económico».