Ejemplo de superación

R.L.C.
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El taranconero Adrián González logró cinco medallas en el campeonato clasificatorio de primavera de la FEDC (Federación Española de Deporte para Ciegos y ya se prepara para el Campeonato de España de Natación Adaptada.

Adrián González, alumno de primero de ESO del instituto La Hontanilla de Tarancón, posa con las dos medallas de plata y las tres de bronce. - Foto: R.L.C.

Una actitud positiva y un esfuerzo enorme acompañan a Adrián González López, de doce años de edad, desde que hace un año su vida cambiara de golpe. Vecino de Tarancón, donde su familia llegó hace trece años, se ha convertido en todo un ejemplo de superación al afrontar un problema visual derivado de una enfermedad genética, que le ha provocado una disminución severa de la agudeza visual.

«En la cuarentena de hace un año empecé a notar que me acercaba mucho a los libros y ahí comenzó todo», recuerda Adrián.

Su afición por la natación, que empezó a practicar con apenas dos o tres años, le está sirviendo de estímulo en la adaptación que ha tenido en los últimos meses de todas las facetas de su vida. Alumno de la escuela municipal de natación, ya había competido en algunas ocasiones con el Club de Salvamento y Socorrismo SVAT de Tarancón, y a raíz de su dificultad visual en torno a la pasada Semana Santa, la Federación Española de Deporte para Ciegos (FEDC) se fijó en su potencial y ya ha comenzado a despuntar entre los mejores deportistas de natación adaptada.  

Muy contento

Aún con sorpresa, e inmensa alegría, Adrián cuenta como en el reciente campeonato de primavera clasificatorio de la FEDC, donde fue el único representante de Castilla-La Mancha, ha logrado cinco medallas, dos de plata y tres de bronce. Estas recompensas llegaron en todas las modalidades en las que participó, 50 y 100 metros espalda, 50 y 100 metros libres, y 50 metros braza.

«Entreno una vez a la semana con la FEDC en el CRE (Centro de Recursos Educativos) de la ONCE en Madrid», detalla este estudiante de primero de ESO del instituto La Hontanilla de Tarancón, que gracias al apoyo del Servicio Municipal de Deportes también entrena otros dos días en la piscina de la localidad con la supervisión del coordinador y todo el equipo de monitores. Ahora mismo se está preparando para el Campeonato de España de Natación Adaptada, que se celebrará en Lloret de Mar (Gerona) los días 5 y 6 de junio.

La clave

«Ya me he acostumbrado a tener mis referencias al nadar, que los colores de las piscinas que se utilizan sean un poco más contrastados también me ayuda», explica este taranconero afiliado desde septiembre a la ONCE, que como cuenta junto a sus padres, ha sido el «respaldo fundamental» a la hora de adaptar sus rutinas diarias, que pasaron a ser diferentes de la noche a la mañana por su problema de visión. Un equipo multidisciplinar de profesionales le está ayudando a contar con la mayor calidad de vida posible dotándole de las adaptaciones necesarias, tanto en su ámbito familiar o social como en el educativo o deportivo, para ser lo más autónomo posible.

El bastón o una lupa multivisión se han convertido en compañeros inseparables en el día a día de muchos momentos de su nueva vida, en la que se considera un joven con capacidades diferentes pero posibilitado como otro cualquiera para cumplir retos. Siguiendo las indicaciones de la ONCE y con la colaboración de su centro educativo, en clase la pizarra es blanca en vez de de tiza, escribe en un atril y sus libros están en el ordenador, aunque a pesar de ser digitales no son accesibles para él. «Escribo con un rotulador negro edding en una pauta sobre líneas gruesas, en el teclado tengo unas pegatinas, un ampliador de pantalla, poco a poco todo se va ido adaptando, ahora estoy aprendiendo braille», explica Adrián, que aunque califica el inicio de curso como «caótico» porque su problema visual llegó de repente, ya adelanta que para finales de curso «no habrá calabazas, me están ayudando, los profesores, los compañeros, y estoy pudiendo llevar el ritmo sin problema».

A estos apoyos hay que sumar el de su familia, que tiene en su actitud colaboradora el mayor aliciente para seguir sorteando obstáculos. Y es que han sido numerosas las barreras, visibles e invisibles, que este chico está teniendo que salvar desde hace un año, máxime en un contexto de pandemia por la Covid-19. «Me siento realmente arropado por todo el mundo, los compañeros, los profesores, en natación, estoy conociendo a mucha gente nueva en esta etapa, muchas historias de personas con diferentes problemas de visión que incluso ahora son deportistas de élite o profesionales que me están ayudando a adaptar mi vida», señala.

Abriendo camino

A sus doce años de edad, casi sin darse cuenta, Adrián está abriendo camino en su entorno más cercano y, a través del deporte, también a escala nacional. Su historia de superación no deja indiferente, a la par que es un canto a la empatía, a la integración, a la normalización de la vida de personas con capacidades distintas gracias a la ayuda de instituciones como ONCE. Adrián sigue siendo un alumno brillante, sigue demostrando que tiene madera como nadador, sigue disfrutando de la vida, que sin avisar le ha puesto un reto al que no está dispuesto a poner límites, sino todo lo contrario.