Medir la calidad del aire para frenar La quinta ola

Hilario L Muñoz
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La OMSha declarado los aerosoles como la vía de contagio del Covid tras meses de peticiones de científicos como Florentina Villanueva, quien reclama criterios técnicos para evitar contagios

Medir la calidad del aire para frenar La quinta ola - Foto: Rueda Villaverde

La OMS realizó la pasada semana una declaración clave para el futuro de la pandemia y seguramente para las restricciones que vienen. «La transmisión por aerosoles puede producirse en entornos específicos, sobre todo en espacios interiores, abarrotados y mal ventilados en los que personas infectadas pasan mucho tiempo con otras», ha dicho en concreto la Organización Mundial de la Salud en su última revisión sobre la propagación del COVID. Se trata de un aspecto que llevan meses pidiendo científicos y que implica la posibilidad de controlar, en cierta medida, el riesgo de contagio gracias a los medidores de CO2. Estos medidores son un aparato que puede costar de unos euros a varios centenares y que permiten saber si un ambiente cuenta con la suficiente renovación de aire o no. 

«Si un medidor mide 550 partes por millón (ppm), implica que de un millón de moléculas de aire 550 son de CO2», explica la investigadora Increcyt del Instituto de Investigación y Combustión Atmosférica de la UCLM, Florentina Villanueva. Adscrita al parque científico y tecnológico de Albacete, forma parte del grupo Aireamos y es una de las firmantes de un texto en el que pidieron hace semanas lo que ahora ha dicho la OMS que se ponga el acento en el contagio por aerosoles y que haya criterios científicos con estas base en las restricciones. Por ejemplo hay comunidades que han hecho obligatorios estos medidores y en el tiempo que se abre esta semana, con más libertad, los medidores pueden ser ese elemento que dé la oportunidad de asegurar cualquier recinto. 

La importancia de medir el CO2 parte de que su presencia depende de la respiración y de las renovaciones del aire. «En la atmósfera el CO2 está entre las 400 o las 420 partes por millón». Esto implica que al aire libre esa es la concentración de CO2 que deberíamos encontrar. En los interiores, aparte del valor que hay fuera, aumenta por las exhalaciones de las personas. Por lo tanto va a depender de la ocupación, de la ventilación y del volumen de la habitación. «Cuanto más cerca esté la medida del interior de la exterior, mejor ventilado está un espacio», señala la investigadora. 

Medir la calidad del aire para frenar La quinta olaMedir la calidad del aire para frenar La quinta ola - Foto: Rueda VillaverdeSi la principal vía de contagio son los aerosoles, un aire cargado de partículas que se genera al respirar, implica que hay una mayor concentración de CO2 y también mayores posibilidades que si el virus está en el ambiente, en caso de que haya una persona contagiada en esa sala, acabe en contacto con una persona sana. «Por eso es tan importante controlar la calidad del aire», señaló Villanueva, ya que cuanto más se aproxime el aire interior al exterior, menores posibilidades de contagio habrá. En concreto la posibilidad de contagiarse al aire libre es 20 veces menor que en el interior. 

Villanueva recuerda que, en un principio, se habló de que la principal vía de contagio eran los fómites, las partículas en objetos, y las gotículas al hablar, de ahí la distancia de seguridad y el gel hidroalcohólico. Ambas vías siguen existiendo, pero los aerosoles son la clave en el control de la pandemia. «En muchos sitios sigues pasando que ofrecen el gel hidroalcohólico, te desinfectan los pies, pero está todo cerrado», hay que «ventilar», apuntó. Para explicar cómo actúan los aerosoles, el mejor ejemplo es el humo de tabaco. «Los aerosoles permanecen en suspensión desde varios minutos hasta varias horas», dijo. «Si estás en un espacio interior con alguien fumando, cuánto tiempo tarda en llegarte el humo del tabaco», se pregunta la investigadora, quien recuerda que en ese trayecto dan igual las distancias.

Por este motivo, hay medidas que se plantean por los gobiernos que no tienen un sentido desde el punto de vista científico. «Si hay un sitio que no tiene renovación de aire, no sustituye el aire interior que puede estar potencialmente contaminado, no debería estar abierto al público» o al revés «hay sitios con buena renovación de aire con lo que puede haber gente dentro». Por este motivo, para la investigadora, «el aforo al tanto por ciento no obedece a ningún criterio técnico y la reducción debería estar en función de la calidad del aire». Así recuerda que da igual que haya un 50, un 75 o un 100 por cien de aforo porque si en el último hay renovación de aire y en el primero no, el riesgo de contagio es menor en el que tiene el cien por cien. «La probabilidad de contagios será menor si la concentración de CO2 es más baja». Por ejemplo, si hubiera en un espacio cerrado un medidor con un display se podría decidir si entrar o no, indicó Villanueva. 

La cifra en la que hay que ponerse en alerta con estas herramientas de control son las 700 partes por millón, es el dato aportado por Aireamos. «Es un límite que se puede cumplir» y se sitúa antes de las 800 partes por millón, el momento en el que «el 1 por ciento del aire que se respira ya ha sido respirado por otras personas». 

El grupo en el que se encuadra Villanueva e investigadores de varios municipios ha elaborado una guía de medidores de CO2 de España para ayudar a empresas y particulares a elegir el suyo. Son miles las consultas que ha llegado al grupo, conformado por investigadores de varias universidades, sobre todo para conocer cuáles son los más efectivos. «La clave es que tenga la tecnología NDIR, infrarrojo no dispersivo, porque luego hay otro tipo de tecnología como electroquímicos que dan una medida que no es estable». Otros aspectos son que haya una medición entre 0 y 2.000 partes por millón, que tenga una precisión de más o menos 50 partes por millón y en función del uso se puede elegir que sea portátil, fijo. Son aspectos que se han incluido en una guía sobre medidores creada por el grupo de investigación.

La importancia de estos medidores se refleja en un análisis que Villanueva y un grupo de investigadores de la UCLM ha hecho sobre las instalaciones de la universidad. En su análisis de las aulas y pasillos han encontrado aires que no funcionaban, respiradores para la renovación que tampoco o han dado la oportunidad de señalar que basta con dejar la puerta abierta y la ventana unos centímetros para que el espacio esté ventilado sin que haya un gran consumo de calefacción. Se trata de un estudio que se ha realizado en cada espacio de la universidad y que se ha presentado por el grupo, lo que ha posibilitado mejoras claves para evitar contagios en una universidad regional que ha apostado por la presencialidad.