Un Perera en figura abre la primera puerta grande

Leo Cortijo
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El extremeño saca agua de un pozo vacío para convertirse en el primer triunfador de San Julián, mientras que Luque dejó algunos detalles de toreo caro. El encierro de La Palmosilla rayó por debajo de lo esperado, por blando y descastado.

Miguel Ángel Perera corta tres orejas en la apertura de la feria taurina. - Foto: Julio Palencia

Las figuras, si de verdad lo son, es por algo. Mantener ese nivel durante tantísimas temporadas no es moco de pavo. Dicen que algo tiene el agua cuando la bendicen, y así debe ser para ese tipo de toreros que a veces, de forma innata, multiplican panes y peces como si nada. Vamos, que obran el milagro. Pocos como ellos –en este caso Perera– son capaces de sacar algo positivo de animales por los que nadie da un duro. Ni medio. El extremeño se sacó de la nada dos faenas meritorias ante un lote en horas bajas. Había ganas de fiesta en Cuenca después de dos años sin toros y las orejas paseadas se antojan excesivas, pero si hubo un torero que debió triunfar fue él. Dentro del discreto encierro de La Palmosilla, por blando y descastado, firmó lo mejor a base de inteligencia y aprovechamiento máximo de los recursos disponibles. Lo dicho, multiplicar panes y peces. El cornúpeta más potable de la tarde fue a parar a manos de Fandila, que estuvo en Fandila... Todo dicho. Luque ofreció buenos detalles en su primero, de lo mejorcito de la apertura de San Julián. Aunque lo mejor, sin duda, es que hemos vuelto.

Abrió feria y plaza después de dos años sin ver un pitón el abanto Discutón, que ya blandeó en el capote de El Fandi tras la larga cambiada de recibo. Una ausencia de fuerza que no lastró las carreras con los rehiletes del granadino, siempre cacareadas desde arriba. El parlamento muleteril fue de lo más infructuoso posible. Todo por arriba, suelto y sin ninguna conexión con el tendido. Ni el descastado oponente ni Fandila demostraron nada. Sí se estiró con gusto a la verónica en el cuarto, Cantor, al que casi se picó más que a toda la corrida junta. David sudó la gota gorda con los palos, y es que entre las carreras, los cuatros pares y los 30 grados... Ni Kipchoge. Comenzó parlamento de rodillas para continuar dando pases a diestra y siniestra con ese estilo tan suyo y tan característico. Si algo bueno tiene, es que no engaña a nadie. Ya son varios lustros de Fandila en las plazas y da para lo que da. No hay más cera que la que arde. La mala suerte es que a él fue a parar, seguramente, el mejor del envío de La Palmosilla. Un animal muy aprovechable para el último tercio. Más de lo que se vio. Pero claro, en estas manos ni chicha ni limoná. La oreja, después del trago, resultó de chiste.

Salió suelto el montado Imprudente que saludó sin brillantez un Miguel Ángel Perera al que le costó entrar en labor, como contagiado –lógico– por la anodina acometividad del aquerenciado palmosillo. Le dio la vuelta a la moneda. Demostrando la clase de figura que es, hizo que un toro por debajo de mediocre terminara por dejarse muletear. Eso sí, con la gracia justa. Fundamentó casi todo por el pitón derecho en series de hasta cinco, que fue como sacar agua de un pozo vacío. Pero sin exprimir y siempre entre algodones. A punto estuvo de perder la oreja –la que solo se había ganado él–, porque el puntillero lo levantó. No importó. La gente tenía ganas de fiesta. Garbancero, que hizo quinto, fue el más bonito del encierro. A la faena le costó un mundo tomar temperatura, y de nuevo se la tuvo que sacar de la chistera un Perera muy superior a su endeble oponente. Aunque el muleteo resultó irregular y no terminó de romper porque no había materia prima con la que maniobrar, el extremeño estuvo más que voluntarioso. La estocada, en muy buen sitio, y el empeño del torero, bien valieron una oreja. Las dos resultaron excesivas.

Un Perera en figura abre la primera puerta grandeUn Perera en figura abre la primera puerta grande - Foto: Julio Palencia

Daniel Luque no pudo lucir con la capa con su primero, Rescollero, que topó sin emplearse por abajo. Todo cambió en el último tercio. Ante un oponente a medio gas, que se dejó con cierta clase, el de Gerena instrumentó un puñado de los mejores muletazos de la tarde. Toreo templado, cadencioso y con mucho sabor por ambos flancos. Estética y pinturería en el toreo de Luque, demostrando la claridad de ideas que le ha llevado a reencontrarse consigo mismo. Lo mejor, algún natural suelto de varios quilates y algún que otro remate torero. Muy por encima del toro. Faena de notable para el poco material que tenía delante, algo emborronada por el acero. Al Escandaloso que cerró plaza lo saludó con gusto a la verónica antes de que cumpliera en el peto. Donde no cumplió fue en el último tercio. Ahí el pupilo de La Palmosilla naufragó estrepitosamente. Con la casta bajo mínimos, se movió como un pan sin sal para que Luque dispusiera sin terminar de encontrar la comunión. Faltó acople en uno y fondo de bravura en otro. Nada de nada.

 

- Plaza de toros de Cuenca. 1ª de la Feria de San Julián. Media plaza dentro del aforo permitido. Se lidiaron seis toros de La Palmosilla, bien presentados en su conjunto. Blandos y descastados 1º, 5º y 6º; se dejó el 2º; hizo lo mismo con cierta clase el 3º; y bueno en la muleta el 4º.

Un Perera en figura abre la primera puerta grandeUn Perera en figura abre la primera puerta grande - Foto: Julio Palencia

- El Fandi (nazareno y oro): silencio y oreja tras aviso. 

- Miguel Ángel Perera (tirita y oro): oreja y dos orejas. 

- Daniel Luque (verde botella y oro): oreja y silencio.  

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Un Perera en figura abre la primera puerta grande - Foto: Julio Palencia
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Un Perera en figura abre la primera puerta grande - Foto: Julio Palencia
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Un Perera en figura abre la primera puerta grande - Foto: Julio Palencia

- Javier Ambel y Vicente Herrera saludaron una ovación tras banderillear al segundo de la tarde. Se guardó un minuto de silencio en memoria de todos los fallecidos por el Covid al finalizar el paseíllo.